ISIS Alfonso Casanova de Nápoles

Un saludo para los lectores de este blog. Soy Fernando Franco y enseño italiano en la EOI de Murcia. Acabo de regresar de una Estancia Profesional en el ISIS Alfonso Casanova de Nápoles. Debo decir que las EEOOII son una singularidad en el sistema educativo europeo, no podemos encontrar centros análogos en otros países de Europa. Por tanto mi visita se habría de encuadrar necesariamente en un centro de secundaria. No obstante la experiencia ha sido singular, y no solo por el hecho de encontrar un centro y un alumnado radicalmente distintos al mío, sino por haber podido conocer un instituto bastante especial, un lugar donde he descubierto otra cara de la educación, cosas valiosas que me han hecho reflexionar. Ya el propio edificio que acoge el instituto es especial, la ínsula conventual de S. Domenico: un enorme espacio, algo deteriorado, en pleno centro histórico de Nápoles. En este centro se imparte enseñanza secundaria superior de tipo técnico y profesional, dirigida a un tipo de alumnado, en gran medida, en riesgo de exclusión social. El centro acoge a unos 1400 alumnos y 200 profesores que siguen diversos itinerarios formativos. Precisamente  en el indirizzo (itinerario) socio-sanitario es el que he tenido la oportunidad de conocer más en profundidad como observador y participante en clases de italiano Hay que subrayar la importancia que en Italia tiene la asignatura italiano, sobre todo en zonas de fuerte presencia del dialecto como Nápoles. Los chicos hablan en dialecto entre ellos, con la familia, en la calle y han de aprender en la escuela y los institutos hablar correctamente su propia lengua nacional. Colaboré también en algunas clases de español y cultura española, Los alumnos me han parecido interesados, entusiastas y participativos, algo indisciplinados pero muy vivos y empáticos.

Nápoles es una ciudad que ha tenido importantes vínculos culturales con España. Primero con los aragoneses y posteriormente con los Borbones la relación no solo ha sido  exclusivamente política sino que ha estado marcada por un denso intercambio cultural, artístico y, cómo no, lingüístico. Hay muchas huellas del español en el dialecto napolitano.

He podido también participar de la rica vida cultural de la ciudad: muestra slow food, lectura de textos de Alessandro Baricco en el teatro San Carlo, concierto homenaje a Lucio Dalla, visitas a museos espectaculares como el Nacional de Arqueología, MADRE (arte contemporáneo), Pio Monte della Misericordia (Caravaggio), y sobre todo pasear por gran teatro al aire libre que es el centro histórico de la ciudad y frecuentar sus Trattorie y sus bares.

El último día de mi estancia asistí a un evento, preparado por alumnos y profesores de la escuela,  contra la violencia de género: monólogos, lecturas, coreografías, canciones, dramatizaciones… El título “Accarezzami”. Emocionante, intenso y muy poético.