Estancia profesional en el Athénée Adolphe Max, Bruselas (Bélgica)

Me llamo Cristina Ovejero, soy docente del IES Suárez de Figueroa (Zafra) y elegir la ciudad de Bruselas para una estancia profesional del MEFP ha sido uno de las mejores experiencias como docente y como miembro de un equipo directivo.

Bruselas es la capital de las instituciones europeas y su barrio europeo impacta en un primer paseo, pero el impacto es mayor en la vida cotidiana, en la riqueza de su diversidad con más de 180 nacionalidades, de su multiculturalidad especialmente en las aulas, donde se forman los futuros ciudadanos.

Mi estancia se ha desarrollado del 26 de noviembre al 7 de diciembre de 2018 en el Athénée Adolphe Max, uno de los 15 centros de secundaria de la Instruccion pública de la Ville de Bruxelles. Pertenece a los centros francófonos y su sistema comprende la enseñanza obligatoria hasta los 18 años. (Secundaria son 6 cursos divididos en 3 ciclos).

El instituto está un barrio centro que se adapta a las nuevas realidades sociales dada la población inmigrante proveniente especialmente del Magreb, Turquía y los países del Este. Esto supone un doble reto para el centro a nivel general, la integración y la convivencia entre diversas culturas, y la mejora del aprendizaje de la 1ªLengua, el francés, que en la mayoría del alumnado no es su lengua materna. Para solventar esta última dificultad existen especialmente las horas de “remédiation”, unas horas de refuerzo en diversas materias, pero sobre todo en francés para los alumnos que lo soliciten o se les recomiende.

Existen dos lenguas extranjeras obligatorias, el inglés y el neerlandés, y en 5º y 6º la 2ªLE, en este centro se imparte el español, a cuyas clases asistí y participé especialmente en las dinámicas de producción oral. En este particular, resaltar, la novedad en el sistema belga, al hablar de 5 destrezas lingüísticas, ya que la destreza de expresión oral se trabaja y evalúa de manera individual y en interacción.

Como particularidades en relación a nuestro sistema, destaco la enseñanza obligatoria del latín los dos primeros años y las clases de educación física separadas para chicos y chicas. Las aulas son sencillas, no superdotadas de medios tecnológicos, pues la tiza, la esponja y la triple pizarra verde es lo habitual. Lo que tampoco es habitual en relación a nuestros centros españoles es la conciencia ecológica. La limpieza en el aula y en el centro en general, con papeleras de reciclaje por todas partes y ¡en uso!

Destaco el diseño de mesas fácilmente movibles para el tiempo que se dedica al desarrollo de sus metodologías activas priorizando el trabajo autónomo, guiado por el profesor y discutido en grupos de trabajo, práctica cotidiana. También existe una práctica habitual en casi todas las materias, la de anotar en la pizarra al final de la clase la materia vista y las tareas para revisar, siempre hay alumnos voluntarios para ello.

La mejora de la convivencia es también un eje fundamental del centro, para ello pude participar en varias entrevistas e intervenciones con jefatura de estudios para la “reparación” de actitudes contrarias a la convivencia, así como observar la intervención sobre el acoso escolar de la Mediadora y la responsable del PMS (dos figuras que no existen en nuestros centros, además de la Enfermera) en diversas clases de 1º y 2º.

Finalmente agradezco a la Inspección de la Ville de Bruxelles las invitaciones que me ha propuesto durante estas dos semanas para las formaciones sobre los proyectos “Una escuela ciudadana”, “Prácticas cívicas” e “Inclusión de las diversas orientaciones sexuales en las escuelas”.

Vuelvo a mi centro con la ilusión de incorporar las mejores prácticas observadas durante esta estancia y motivar a los compañeros a la participación en estas estancias de observación.