Chocolate, termas y vals

Mi estancia en el Instituto de Educación secundaria BG/BRG Fürstenfeld, en la ciudad del mismo nombre al sureste de la región de Estiria, en Austria, ha sido una gran experiencia para mí, ya que en toda mi trayectoria como profesora de alemán, mi país de referencia siempre había sido Alemania y no Austria, por tanto, de este país desconocía casi todo.

Antes de viajar contacté por teléfono con mi profesora anfitriona, Irmgard Reiter, que me dió algunos consejos sobre cómo llegar a Fürstenfeld desde Viena. En esa conversación le pregunté si necesitaba algo de España y me dijo que dos cosas: consejos sobre lecturas juveniles y, si podía ser, chocolate a la taza español para hacer chocolate con churros.

Por supuesto, conocía por referencias externas, que los austriacos son grandes amantes del chocolate en todas sus formas, pero que también hayan importado los churros me dejó bastante sorprendida. Efectivamente, una vez allí, pude constatar que era posible tomar chocolate con churros en algunos mercadillos navideños, aunque, eso sí, a precios altísimos, y que para todo el mundo esta era la especialidad gastronómica española mejor conocida. En general, creo que la gastronomía española se ha convertido en una embajadora cultural importante y es un tema que interesa, gusta, divierte y une a las culturas.

Mi profesora anfitriona Irmgard Reiter, que compartió conmigo su tiempo dentro y fuera del centro, me mostró la fábrica de chocolate Zotter, en los alrededores de Fürstenfeld, donde pudimos degustar cientos de sabores y texturas de chocolate. Una Delikatesse que,  junto con los baños termales de Bad Blumau (diseñados por el conocido artista austriaco Hundertwasser), atraen cientos de turistas al lugar cada año y son un importante bien cultural y fuente de ingresos para los habitantes de la zona.

Además de esto, me fascinó la ilusión con la que los alumnos de último año de bachillerato preparaban su gran baile de graduación. Después de una jornada agotadora de clases, se quedaban en el instituto para aprender a bailar correctamente el vals, la polca y otros bailes de salón para su gran día, el próximo 11 de enero. Ese día lucirán sus mejores galas, ellas un traje blanco inmaculado, como de novia, y ellos un elegante frac y realizarán la coreografía que llevan ensayando durante meses en el pabellón municipal. Me encantaría poder estar allí y admirales ese día, pero, como no es posible, espero que nos cuenten cómo lo han vivido y nos envíen alguna foto.

Son estos aspectos añadidos e inesperados los que hacen de cada estancia un momento especial e inolvidable, y ofrecen gran cantidad de estímulos e inspiración para compartir o diseñar un proyecto conjunto. Por ello animo a todo el profesorado de idiomas a que intenten tener una experiencia como esta. Vale la pena.