Estancias Profesionales

Hola mi nombre es Blanca Molina y soy profesora de Geografía e Historia en el IES VELES E VENTS (Gandia, Valencia) y del 28 marzo al 10 abril 2022 tuve la oportunidad de disfrutar una de las becas de estancias profesionales europeas en Kilkenny (IRLANDA). Escogí Irlanda un poco abandonada a la suerte, era la primera vez que solicitaba esta beca y aunque sabía que había pocas plazas me empeñé en intentarlo hasta el final. Siempre he sido una docente inquieta y mi entusiasmo viajero vio aquí una oportunidad única para saciar mi sed. Opté por Irlanda entre otras cosas porque nunca antes había estado allí y esta era una buena manera de hacerlo. De Irlanda sabía que era un país conservador y religioso y algunas referencias históricas, pero no mucho más.

Una vez se me concedió la estancia empecé a indagar y sorprendentemente descubrí que su sistema educativo estaba en los ránkings más altos de los informes PISA. Y es que siempre pensamos que los mejores resultados académicos van de la mano de las innovadoras pedagogías y las nuevas tecnologías y sorprendentemente en Irlanda, no ocurre nada eso.

Mi centro educativo era el CBS (Catholic Brother School), una escuela de enseñanza secundaria situada en Kilkenny (Irlanda), una ciudad situada en la región del este/central de Irlanda, a unos 117 km de Dublín, la capital del país. Aunque de titularidad pública, CBS es un centro que funciona bajo los preceptos de la religión católica como eje vertebrador de sus valores educativos, como ocurre en la mayoría de centros de Irlanda. Irlanda, aunque declarada aconfesional, es un país de fuerte raigambre conservadora, sólo hay que apuntar un dato, el 95% de las escuelas son administradas por la Iglesia y segregan por sexo. Por lo que he podido ver en mi corta pero valiosa estancia, y al menos en el centro donde he estado, el modelo pedagógico que predominaba era el del aprendizaje tradicional y casi ningún docente hacía uso de recursos tecnológicos ni de dinámicas de aprendizaje colaborativo. Asimismo me sorprendió también ver los rígidos códigos de conducta. Deslices leves como olvidar un bolígrafo, encorvarse en el asiento, hacer una mueca, poner los ojos en blanco o darse la vuelta persistentemente en clase, podían ser motivo de amonestación. Y en cuanto a la atención a la diversidad vi muy pocos casos de alumnos con necesidades educativas específicas, aunque por lo que vi su atención era muy similar a como se hace en España. Entraba una profesora de refuerzo que no intervenía directamente, sino que dejaba que el alumno siguiese la lección y a la hora de hacer cualquier tarea trataba de acompañarle y atenderle de manera individualizada.

El horario escolar era de lunes a viernes. La jornada de los lunes, martes, jueves y viernes es de 08:45h – 13:00h y 13:40h – 15:40h. Los miércoles de 08:45h – 13:40h ya que después participan en actividades extraescolares como: club de historia, club de ajedrez, hurling, etc. Dejando a un lado las dinámicas de aprendizaje, por lo que se refiere al currículum, a lo largo de las dos semanas he tenido la oportunidad de participar como docente y como observadora en diferentes asignaturas: Español, Inglés, Historia, Geografía, Religión, Valores Éticos y Wellbeing todas ellas de 1º, 2º y 3º del Junior Cycle, lo que sería 1º, 2º y 3º ESO. Teniendo en cuenta mi especialidad en Geografía e Historia me dieron la oportunidad de participar en estas asignaturas, todas ellas del ámbito humanístico. Si tuviese que valorar de alguna manera el sistema educativo irlandés, diría que es un sistema de enseñanza sin estrés y con el refuerzo positivo por excelencia. El currículum irlándes se centra en dos asignaturas (inglés y matemáticas), lo demás son optativas. Se puede decir que el currículum español es más extenso, diverso y exigente, aunque también somos conscientes de su inabarcabilidad en la mayoría de las etapas educativas.

Con relación a los proyectos entre centros, desde antes de mi estancia establecimos un proyecto de Pen-Pal letters. Un grupo de alumnos de 1ºESO intercambia cartas con un grupo de alumnos del mismo curso allí. Los alumnos de mi centro de referencia escriben sus cartas en inglés y los otros responden en español. Tal ha sido el éxito de la iniciativa que otros grupos de 1ºESO y demás cursos quieren unirse. Muchos alumnos han entablado una bonita amistad a distancia y están aprendiendo mucho de Irlanda a través de sus cartas. Además los alumnos de aquí les envían imágenes de Gandía, folletos, etc. para que conozcan el lugar donde viven.

Sobre posibles acuerdos bilaterales hemos estado hablando de posibles proyectos de futuro. De momento, el proyecto Erasmus queda descartado, porque desde mi centro de referencia consideramos que la segregación de sexos no cumple con nuestros principios educativos básicos. No obstante, estamos abiertos a acoger alumnos si fuese posible, mantener el contacto e incluso si hubiese alumnos nuestros interesados en cursar 4ºESO – Transition Year en Irlanda podríamos ayudarles para que realizaran su curso académico allí.

En resumen podría concluir diciendo que esta experiencia ha sido realmente enriquecedora tanto a nivel profesional como personal. Considero que es una oportunidad única para aprender cómo funciona el sistema educativo en otros lugares del mundo. Se aprende muchísimo. Si visitar otros centros dentro del propio sistema educativo español ya aporta un sinfín de enseñanzas, hacerlo en el extranjero es realmente fructífero. Me llevo conmigo para siempre un gran cúmulo de aspectos positivos y otros susceptibles de mejora al comparar ambos sistemas educativos. Y lejos de considerar el sistema educativo español atrás, como sus indicadores PISA le posicionan, esta experiencia me ha ayudado a poner en valor los aspectos educativos que hay en nuestra educación, que no tienen tanto que ver con tales y cuales ránkings, sino con la humanidad, la sensibilidad y el amor que caracteriza a nuestros profesionales de la educación. Con todo ello me atrevería a decir, sin lugar a dudas, que nuestra educación es más rica, inclusiva e igualitaria