Estancia profesional en Ruseløkka Skole, en Oslo (Noruega)

Vivir durante varias semanas en el extranjero siempre resulta una experiencia
enriquecedora para cualquier persona pero mi estancia profesional docente en Ruseløkka
Skole, Oslo, ha sido mucho más que eso. Después de estos duros cursos gestionando la
pandemia de la COVID-19 y sus repercusiones, estas dos semanas han supuesto un soplo
de aire fresco tanto a nivel profesional como personal.
Ruseløkka Skole está situada en la zona sudoeste del centro de Oslo. Allí se imparten los
siete cursos de la barneskole (la escuela elemental, equivalente a la etapa de Educación
Primaria en España) y los tres cursos de la undomsskole (la escuela secundaria de nivel
inferior, equivalente a nuestra Educación Secundaria Obligatoria). Esto me ha permitido
observar clases para alumnado de 6 a 16 años de lenguas extranjeras como inglés, francés,
y español pero también asignaturas propias del sistema educativo noruego como arte y
economía del hogar.
Este centro escolar tiene una larga trayectoria, ya que fue fundado a finales del siglo XIX.
Sin embargo, el actual edificio fue inaugurado en agosto de 2021 así que he podido ver las
últimas tendencias tanto en construcción de espacios escolares como en dotación
tecnológica. Actualmente cuentan con 60 docentes y 570 estudiantes (300 en la barneskole
y 270 en la undomsskole) aunque en sus instalaciones pueden llegar a albergar hasta 690.
La undomsskole cuenta con programa de ballet en colaboración con la Ópera de Oslo, que
es único en el país. El alumnado participante no cursa algunas materias como Educación
Física o Música y en esos periodos lectivos hace ballet en la sala de baile de la escuela o
en la Ópera de Oslo. Al finalizar este programa en décimo curso, se les convalidan los
estudios elementales de ballet y pueden acceder a los estudios superiores de dicha
disciplina.
Otro aspecto a destacar es el uso del trabajo colaborativo en todos los cursos. Todo el
alumnado se sienta en grupos y el mobiliario es especial para este tipo de agrupamientos, lo
que proporciona una mayor flexibilidad en la organización del aula. Además, el profesorado
no dispone de la tradicional mesa que solemos encontrar en los centros escolares
españoles. En su lugar tienen un atril con ruedas sobre el cual pueden colocar su portátil y
un taburete con ruedas que les permite moverse con mayor facilidad por el aula para
atender las necesidades de los diferentes grupos.
La dotación tecnológica de la escuela es impresionante. En las salas de profesorado cada
docente dispone de una amplia zona de trabajo con un ordenador de sobremesa y cuenta
también con un portátil que llevan de clase en clase para conectar a las pantallas táctiles.
Estas pantallas se encuentran en cada aula pero también en las zonas de recreo de los
pasillos para que el alumnado pueda hacer uso de ellas durante los descansos. Asimismo,
en la etapa de primaria cada estudiante dispone de un iPad y en secundaria, de un portátil.
Todo esto es de manera totalmente gratuita ya que el sistema educativo noruego busca la
total equidad entre el alumnado, independientemente de su origen socioeconómico.
Por último, resulta sorprendente que el alumnado no repita curso. Todos promocionan y, si
tienen dificultades, se les preparan medidas de refuerzo que les permitan mejorar y seguir
avanzando. El profesorado no sufre la presión de tener que impartir todos los contenidos del
currículo sino que su objetivo principal es que a final de cada curso todo el alumnado
alcance unas determinadas competencias, preestablecidas por el gobierno noruego.
En definitiva, esta estancia me ha mostrado que otro tipo de educación es posible. Muchos
de los aspectos observados probablemente no puedan implantarse en nuestro país debido
a las diferentes realidades económicas y culturales que tenemos en España y Noruega. Aun
así, esta estancia ha supuesto un antes y un después en mi carrera profesional. Regreso a
casa con energías renovadas, mucha inspiración y unas tremendas ganas de implementar
lo aprendido en mi día a día para así mejorar mi práctica docente.