Estancia profesional en el Amsterdam International Community School, Amsterdam (P. Bajos)

Mi estancia profesional en los Países Bajos ha sido una de las mejores experiencias que he vivido a nivel profesional y que ha enriquecido mi formación docente de manera significativa. A mi entender, un curso intensivo sobre nuevas metodologías no habría sido tan efectivo como mi experiencia; no es lo mismo que te lo expliquen que vivirlo.

Si bien mi estancia tuvo lugar en un centro concertado de Amsterdam, con lo cual existen diferencias abismales en lo que a recursos materiales y humanos se refiere, los aspectos que más destacaría serían los culturales y los metodológicos. En el plano cultural, resultó especialmente fascinante el silencio o bajo nivel de ruido que se percibe dentro del centro; en las 2 semanas que duró mi observación, nunca detecté momentos en los que el alumnado subiera demasiado el tono de voz. Los trabajos en grupo son especialmente impactantes; los distintos miembros de cada equipo se comunican susurrando o con un tono de voz que únicamente perciben los integrantes del grupo.

También, cuando el/la docente necesita captar la atención del alumnado mientras está realizando alguna tarea, resulta especialmente fácil: con tan sólo una vez de llamar su atención (ya sea con palmadas, aviso de voz, frase divertida o sonido de un instrumento) la totalidad del grupo es todo oídos.

En el plano metodológico, es realmente sorprendente, desde mi punto de vista, el hecho de observar cuán importante es la alfombra en las aulas neerlandesas. La alfombra toma un protagonismo esencial para toda lección, sea del área que sea; es el lugar en el que se retoman las ideas de días anteriores, en el que se va creando el conocimiento a través de preguntas, en el que se observa un fenómeno y se intenta dar explicación, en el que se explica un concepto matemático y se trabaja a nivel grupal, en el que los alumnos se llevan sus cuadernos y trabajan (sí, en la alfombra), en el que utilizan los ordenadores o tablets, en el que el/la docente llama a los que más necesidad tienen y trabaja con ellos, mientras que el resto del grupo trabaja en las mesas, en el que los alumnos realizan ejercicios físicos o de mindfulness para prepararse para la siguiente clase, en el que los del grupo 1 y 2 duermen su siesta o descansan después de comer, y un largo etcétera.

Por este motivo, el mobiliario es de fácil movilidad y traslado, y ocupa un lugar más periférico en el aula. Además, resulta muy versátil, de fácil agrupación y manejo. Cuando las explicaciones, debates, instrucciones y/o preguntas se dan en la alfombra, los alumnos se ponen manos a la obra a trabajar. Sorprende la autonomía con la que se desenvuelven los/las estudiantes. Generalmente, trabajan en aquel lugar que mejor se encuentren, ya sea en la mesa, en la alfombra o en las mesas del village (espacio común de alumnos del mismo nivel o grupo), dado que las puertas del aula suelen estar abiertas y los alumnos pueden trabajar tanto dentro como fuera.

Para futuros candidatos, mi consejo principal sería el de no dudar ni un segundo en vivir esta experiencia única; es altamente recomendable y va a cambiar la forma de enfocar nuestro futuro profesional docente. La observación directa de distintas formas de trabajar, gestionar el aula y enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje es una oportunidad excelente de enriquecimiento profesional.