La inmigración de las últimas décadas ha cambiado el perfil demográfico de la mayor parte de los países de la OCDE. La proporción de inmigrantes varía considerablemente de un país a otro dependiendo de factores como la política de inmigración del país receptor, el país de origen del inmigrante, el motivo de la migración o el idioma. En países como Canadá o Australia más de uno de cada cuatro adultos entre 16 y 65 años es inmigrante, mientras que en Japón o Polonia esa proporción es insignificante.
En España la proporción de inmigrantes entre 16 y 65 años es del 13 %, apenas un punto más que el promedio de los países de la OCDE que han participado en el estudio.
Diferencias en los resultados de nativos e inmigrantes
En el conjunto de los 22 países participantes de la OCDE la diferencia en la puntuación media entre los nativos y los inmigrantes es de alrededor de 29 puntos en comprensión lectora y matemáticas. En España esa diferencia es de alrededor de 23 puntos en ambas competencias, lo que indica que el nivel de integración de la población inmigrante es relativamente bueno con respecto a otros países.
Los resultados obtenidos por la población inmigrante dependen entre otras circunstancias del tiempo que lleven en el país de acogida. En general, los inmigrantes con más de 5 de años de estancia obtienen mejores resultados que los que llevan 5 o menos años. Sin embargo en España esa diferencia no es significativa, lo que parece indicar que las políticas de integración de la población inmigrante no han dado los resultados deseados.
Inmigrantes de segunda generación
El dominio por parte del inmigrante de la lengua del país de acogida tiene una gran importancia en el resultado obtenido. Debe tenerse en cuenta que no todos los inmigrantes hablan un idioma diferente al del país de acogida, por ejemplo los inmigrantes de segunda generación o inmigrantes latinoamericanos en el caso de España. En este sentido, los inmigrantes que no dominan la lengua del país de acogida obtienen resultados significativamente peores que los inmigrantes capaces de hablarlo.
Otro aspecto interesante es el de los resultados de los inmigrantes de segunda generación cuya lengua materna difiere de la del país de residencia, aun cuando estos ya hablan el idioma de dicho país. Este puede ser un indicador del nivel de integración de esta población. En España, Canadá y Flandes la diferencia de puntuación entre los inmigrantes de segunda generación y los nativos es muy pequeña. En resumen, en nuestro país los hijos de los inmigrantes se han integrado normalmente en la sociedad.
Niveles de rendimiento
En conjunto, el 43% de los inmigrantes en España se sitúan en los niveles más bajos (inferior a 1 y 1) de la escala de rendimiento en comprensión lectora, 18 puntos porcentuales más que los nativos. Solo un 21% logran un nivel igual o superior a 3, unos 14 puntos menos que los nativos; resultados que tal vez se relacionen con el nivel educativo de origen de la población inmigrante en España.
Diferencias en función del idioma
Los inmigrantes que no dominan el idioma del país de acogida tienen serios obstáculos para su integración, tanto económica como social. En consecuencia, están en clara desventaja para desenvolverse tanto en la vida cotidiana como en el trabajo y en toda aquella situación en la que resulte necesario utilizar el idioma del país de acogida.
El estudio muestra que los inmigrantes con problemas de idioma obtienen peores resultados que los nativos en comprensión lectora y matemáticas cuando realizan la prueba en el idioma del país de acogida, de modo que puede concluirse que el dominio de la lengua tiene una influencia directa y positiva en los resultados obtenidos en las competencias evaluadas, por lo que políticas de integración que faciliten el aprendizaje del idioma por parte de los inmigrantes contribuiría a elevar su nivel de competencias.
Resultado según la situación de inmigrantes de los padres
Los adultos cuyos dos padres son inmigrantes obtienen peores resultados que los que tienen al menos uno de los dos nativos. No se observa, en cambio, diferencia significativa en comprensión lectora o matemáticas en los resultados conseguidos por los que tienen uno de los padres nativos frente a los que tienen ambos padres nativos.
La situación de inmigrante que no habla la lengua del país de acogida se ve agravada si además parte de una situación socio-económica desfavorable. Este colectivo obtiene peores resultados tanto si se compara con inmigrantes con ciertas ventajas socio-económicas que no dominan el idioma, como con nativos en situación de desventaja socioeconómica. Finalmente, los inmigrantes que no hablan la lengua del país de acogida y tienen niveles educativos bajos están en serio peligro de exclusión social.
Trabajar por mejorar las competencias de la población inmigrante es trabajar por mejorar nuestra Sociedad. Facilitarles un mínimo de competencias educativas les facilitará la integración y les alejará de la marginalidad.
Los resultados del estudio revelan la necesidad de implementar programas de mejora de las competencias lingüísticas dirigidos a la población inmigrante. Y esto con el objetivo de asegurar su integración y, sobre todo, evitar el peligro de que estos ciudadanos se encuentren en riesgo de exclusión social. No en vano el dominio de la lengua del país de residencia es fundamental para cumplir eficazmente las tareas de la vida cotidiana, acceder a prestaciones y servicios, ejercer derechos y cumplir deberes ciudadanos.
El hecho de que no existan diferencias significativas en el grado de dominio de la lengua entre los inmigrantes que llevan más de cinco años en nuestro país y aquellos cuya estancia no alcanza dicha duración, deja ver que han fracasado los incentivos puestos en marcha hasta el momento. Habla también del nivel socioeconómico y de acceso a la educación, a la formación permanente y a la cultura de estos inmigrantes.
Por otro lado, los resultados alcanzados por los inmigrantes nacidos en el país, sea cual sea su lengua materna, ofrecen un claro diagnóstico del sistema educativo español. Si los comparamos con la media de la UE y de la OCDE, estos resultados son igual de malos que los alcanzados por los nacionales. Peores resultados alcanzan, eso sí, los inmigrantes nacidos en otros países; tanto los hispanohablantes (quizá por el nivel educativo de sus lugares de origen) como los de otras lenguas (interactúan aquí el nivel educativo y la dificultad en el acceso a la lengua del país de acogida).
Lo dicho: más y mejores políticas de integración, más y mejores programas de educación de adultos.
La diferencia principal entre los resultados de los alumnos inmigrantes y los españoles se debe al origen socioeconómico. El objetivo de la equidad del sistema no debe abandonarse para lograr la calidad del sistema. PISA muestra que algunos países han logrado la mejora de ambos a la vez.
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