Entre la integración y la inclusión educativa: ¿qué modelos se están implementando?

El artículo “Barreras Culturales para la Inclusión: Políticas y Prácticas de Integración en Chile”, publicado en la Revista de Educación, presenta un análisis sobre políticas, prácticas y creencias compartidas por actores educativos. ¿En qué modelos de diversidad nos estamos moviendo? La conclusión principal es que a pesar de que se sotiene una cultura escolar en la que la inclusión aparece como un ideal de aprendizaje en la diversidad, en la realidad predomina la integración y el apoyo focalizado en estudiantes identificados con “necesidades educativas especiales”.

La inclusión y la integración educativa pueden entenderse como dos enfoques distintos de atención a la diversidad. En el ámbito escolar, las principales diferencias se observan en relación a la regularidad en el currículum. En el enfoque de integración, se hacen ajustes para que cada estudiante con necesidades especiales responda al currículum, en tanto que en el enfoque inclusivo se modifica el currículum y las condiciones para dar cabida al desarrollo y la participación de todas las personas en la escuela.

Copia de Imagen 2 Post Lopez et al - 363La indagación realizada comprendió dos etapas. En la primera de ellas, se trabajó sobre documentos legales concernientes a la integración social para las personas con discapacidad y a intervenciones ministeriales para la implementación de la “educación especial” en las escuelas. En una segunda fase, se realizaron observaciones y entrevistas a representantes de la comunidad educativa con el objetivo de indagar cómo las normativas y lineamientos oficiales son traducidos por los actores locales.

Los resultados del análisis de documentos, muestran que la política educativa si bien invita a atender a la diversidad desde un sentido de inclusión, prescribe un modelo de integración, consistente en una atención individual de la discapacidad. Esto quiere decir que las escuelas pueden brindar integración como un servicio educativo complementario y optativo a la educación regular, recibiendo financiación estatal por alumno con diagnóstico clínico certificado.

Respecto al análisis de las entrevistas y observaciones, los resultados principales también evidencian tensiones entre enfoques de integración e inclusión. Los actores educativos consideran que todos los estudiantes debieran educarse, justificando a su vez prácticas educativas individualizantes y segregadoras, como lo es la atención de especialistas focalizada en estudiantes con necesidades educativas especiales. Esto se sustenta en la creencia de que dichos estudiantes son poco educables, especialmente aquellos con discapacidades más severas, con escaso apoyo familiar y con un origen sociocultural desaventajado.

Asimismo, la forma de financiación educativa reforzaría la individualización. El énfasis de las autoridades educativas en medir y comparar el rendimiento de las escuelas, condicionando en base a ello la entrega de recursos y la posibilidad de funcionar, refuerza la segregación. En este marco, los estudiantes con necesidades educativas especiales representan una amenaza para los resultados de la escuela y en último término, para su continuidad.En definitiva, existen una serie de tensiones en las políticas y en las prácticas educativas que pueden comprenderse como una hibridez paradigmática.

El artículo completo puede consultarse en: Revista de Educación, nº 363.

Fuente imagen de cabecera: Stefano Constanzo en fotopedia.