por Andreas Schleicher
Director y Asesor Especial de Política Educativa de la Secretaría General de la OCDE. Nota: Este post es una traducción al español del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD), basado en la versión original en Inglés disponible en este enlace.Como dijo Helen Keller: “solos podemos hacer tan poco; juntos podemos hacer tanto”. En las aulas de todo el mundo, los profesores fomentan el aprendizaje de igual a igual para mejorar los resultados de los estudiantes. De igual modo, los países aprenden unos de otros cómo mejorar sus sistemas educativos.
Desde principios de 2012, la serie Política Educativa en Perspectiva de la OCDE ha presentado los perfiles de Australia, Chile, República Checa, Finlandia, Irlanda, México, Nueva Zelanda, Noruega, y Turquía. Hoy, han sido añadidos cuatro nuevos perfiles de países: Dinamarca, Alemania, España y Francia. Aunque cada uno de estos países se enfrenta a retos educativos específicos, todos han alcanzado logros que pueden servir como ejemplo para los demás.
A todos los países evaluados les incumben ámbitos de reforma similares. La Formación Profesional (FP) es un área común a los cuatro países susceptible de ser mejorada. Según la Política Educativa en Perspectiva de Dinamarca, por ejemplo, los programas de FP tienen altos índices de matrícula, pero también altas tasas de abandono escolar. En 2012, sólo el 52% de los alumnos de FP concluyeron sus programas. Dinamarca ha llevado a cabo recientes reformas para mejorar la flexibilidad y el atractivo de los mismos, y que permiten a los estudiantes adaptar cada programa según sus necesidades. En 2015 entrarán en vigor nuevas reformas educativas, cuyo objetivo es mejorar la calidad y el atractivo de los programas actuales incrementando las actividades de desarrollo profesional.
Alemania también se enfrenta a desafíos en sus tradicionales programas de Formación Profesional. El sistema de funcionamiento dual consta de 3-4 días a la semana de formación práctica en una empresa y 1-2 días a la semana de formación en el aula. Si en Dinamarca el reto está en que los estudiantes finalicen los programas, el desafío para Alemania se encuentra en la transición de la educación obligatoria a los programas de Formación Profesional. Alemania ya ha puesto en marcha algunas iniciativas para hacer frente a este desafío. Se ha implementado un programa de orientación profesional al principio de las rutas educativas como apoyo preventivo. El objetivo es facilitar las posibilidades de creación de empleo, evitar el abandono escolar temprano y garantizar una transición sin problemas a los programas de Formación Profesional.
La educación en España también se ha enfrentado a algunos retos relacionados con la matriculación. España, al igual que Dinamarca, tiene altas tasas de abandono educativo. Para hacer frente a este desafío, los responsables políticos en España proponen introducir una nueva reforma que permitirá una mayor flexibilidad en la trayectoria educativa de los alumnos. A los 15 y 16 años, los estudiantes podrán decidir si continuar con los cursos académicos generales o elegir cursos con una mayor orientación profesional. Al final del año escolar, el estudiante, de nuevo, podría decidir si hacer un examen para obtener el diploma convencional u optar por hacer un examen que le permitiría acceder a un programa de Formación Profesional.
Francia también ha llevado a cabo reformas educativas encaminadas hacia los programas de Formación Profesional. Las desigualdades sociales son una realidad que Francia ha tenido que afrontar y, con el fin de lograr un mayor equilibrio, el objetivo de estas reformas es el fomento del aprendizaje individualizado en educación. Acompañar la experiencia de aprendizaje prepara a los estudiantes para la educación superior, asegura el éxito académico y permite elegir, con mayor información, la carrera después de la escuela. Francia, al igual que Dinamarca, Alemania y España, también persigue lograr una mejor transición de los estudiantes del sistema educativo al mercado laboral.
Dinamarca, Alemania, España y Francia se enfrentan a retos de distinto tipo. Entre los aspectos a mejorar mencionados en estos informes, están las propias metas que cada país se plantea en cuanto a sus programas de Formación Profesional, como las transiciones hacia y desde los programas de FP, las altas tasas de abandono escolar, o la rigidez de los itinerarios. Todos estos países han implementado reformas reseñables, pero les vendría bien hacer mejoras adicionales. La serie Política Educativa en Perspectiva es valiosa porque permite a los países aprender unos de otros. Pero, lo que es más importante aún, el reconocimiento de los iguales permite felicitar a los demás en sus logros y alentar el progreso futuro.
¡Me parece una noticia estupenda!
No todas las personas estamos cortadas por el mismo patrón; ni a todos nos interesa lo mismo, ni todos valemos para lo mismo.
Mientras más opciones tengan los jóvenes, más posibilidades de éxito tendrán en su futuro. Forzar a personas que no quieren o simplemente no pueden estudiar, no es la mejor solución para lograr el objetivo, más bien al contrario.
El sistema educativo actual, no está abasteciendo las necesidades de las generaciones de jóvenes que están estudiando y eso lo demuestran los resultados en los distintos estudios y el fracaso escolar.
Por eso, como en cualquier otro campo, es importante mantener lo que funciona y modificar lo que se puede mejorar.
Me llama la atención como país (y estamos hablando de países que son ejemplos en muchas otras cosas) se enfrenta con distintos problemas en la Formación Profesional.
Yo creo que es muy importante que tengamos una Formación Profesional que permita que nuestros alumnos no abandonen en el sistema educativo de forma temprana y que además les posibilite incorporarse al mundo laboral en condiciones de encontrar un trabajo digno.
No se qué medidas son las que se tienen que tomar, pero parece que ahora mismo las cosas no acaban de funcionar bien.
Es obvio que Europa se enfrenta a un reto cada vez mayor, la adecuada FORMACIÓN PROFESIONAL de nuestros jóvenes. Una formación que se adecue a los continuos cambios de las sociedades modernas. A pesar de eso, creo que las propuestas que se quieren implementar en España como “novedosas”, ya se venían desarrollando desde hace años en algunas Comunidades Autónomas como Programas de Cualificación Profesional Inicial.
Cuando concluyen sus estudios obligatorios muchos jóvenes optan por el Bachillerato y no por la Formación Profesional de Grado Medio; y el mismo patrón se repite cuando se trata de elegir entre la Formación Profesional de Grado Superior o la Universidad.
Esta decisión se toma en parte por desconocimiento pero, también, por la poca consideración social que tienen los oficios, cuando se comparan con otras actividades que, al parecer, precisan más de la cabeza y requieren menos del uso de las manos. Como si un buen mecánico no tuviera que pensar o un maestro no tuviera que mancharse. Y, puestos a comparar, sería difícil decidir, en algunas de las situaciones con las que se tienen que enfrentar, cuál de los dos pensamientos estaba siendo más complejo.
Al parecer, en el sentir colectivo todavía queda un residuo de la mentalidad y los comportamientos del hidalgo, de ese noble empobrecido que consideraba indigno el trabajo manual y prefería la carrera de las armas, del clero o de la burocracia de palacio antes que dedicarse al comercio, la artesanía o cualquier actividad propia de moriscos, judíos o plebeyos. También es una consecuencia de la ideología adquirida en la escuela, en la que quedan todavía inercias de aquellos tiempos en los que llegar lo más lejos posible en la carrera académica suponía estar más alejado de las clases trabajadoras.
Y esta disociación entre lo intelectual y lo manual, que otorga prioridad a lo primero sobre lo segundo, todavía se refleja en las leyes educativas; en las que, a partir de cierta edad, las enseñanzas se separan en académicas y aplicadas. Se establece con ello una división artificial entre la enseñanza teórica y abstracta y la enseñanza práctica, dando a entender que el desarrollo de la inteligencia (una de ellas) es totalmente independiente de la actividad productiva y que el trabajo embrutece o, como poco, obstaculiza el desarrollo intelectual.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/formacion-profesional
Hay varios estudios que indican que la desmotivación de muchos alumnos de ESO es responsable, al menos en parte, de los bajos niveles de rendimiento del conjunto de alumnos españoles. En los países en los que se adelanta la elección entre los itinerarios de educación secundaria postobligatoria (básicamente FP y el equivalente a Bachillerato), los resultados mejoran, ya que los alumnos se sienten más motivados. Esperemos que la introducción de la FP inicial tenga los mismos efectos en España!.
Muchas gracias a todos por vuestras aportaciones al post; aprovechando el interés generado y la publicación reciente del Sistema Estatal de Indicadores de la Educación 2014, dejo el enlace para su consulta ya que añade nuevo indicador relacionado con la Formación Profesional:
http://www.mecd.gob.es/inee/sistema-indicadores/Edicion-2014.html
Un saludo!