Me llamo Concepción Olea. Soy profesora de Música en el IES El Batán de Mieres (Asturias), además de responsable de las Actividades Extraescolares, así que me interesaba esta experiencia no solo para mi formación profesional sino también por la oportunidad de establecer intercambios para el instituto y dinamizar así nuestras actividades.
Imparto clase principalmente en el primer ciclo de ESO por lo que solicité un centro de Secundaria de Primer Grado, que corresponde a 6º EP, 1º y 2º ESO. Tuve la inmensa fortuna de que el centro seleccionado no solo estaba ni más ni menos que en Venecia, también se trataba de un Istituto Comprensivo, es decir, del mismo dependen varias escuelas. Así que conocí tres centros: D. Alighieri, en el corazón de la ciudad; A. Palladio, en la isla de la Giudecca (la experiencia del vaporetto en los cambios de clase fue única) y F. Calvi, en Castello.
A causa de la dramática despoblación que sufre la ciudad, los centros son pequeños (36 docentes y 150 alumnos en total). Incluso la continuidad del Palladio corre peligro por falta de matrícula.
Lo que más llamó mi atención fue el itinerario musical. Se trata de un programa que amplía el horario con dos horas de formación musical (solfeo e instrumento). Una prueba de la mayor atención que la educación artística recibe en Italia.
Por lo demás, a pesar de que el sistema educativo italiano difiere bastante, no noté grandes diferencias en la metodología y funcionamiento de los centros.
Este programa supone una experiencia enriquecedora en todos los aspectos. Su impacto me ha quedado claro con la actitud del alumnado a mi vuelta: motivados como nunca, preguntan constantemente, sobre todo por la reacción de los italianos ante sus trabajos y, lo más significativo, por los siguientes proyectos.
