Estancia en Suiza

Realizar esta estancia profesional ha sido una experiencia muy enriquecedora. Ofrece una oportunidad única de conocer un instituto en profundidad, así como la manera de gestionarse y de organizar todo lo relacionado con el funcionamiento del centro.

De lo observado y aprendido en mi experiencia destacaría en primer lugar el inteligente diseño de las instalaciones, prácticas, eficaces y confortables para los alumnos. Las instalaciones son maravillosas. Están bien pensadas y son prácticas, útiles y, además, bonitas. Los alumnos respetan mucho las instalaciones y el material lo cuidan como suyo. Pasan muchas horas en el centro y se sienten bien en él. Además, los alumnos tienen acceso (y salida) libre, cosa que en España parece una temeridad al tratarse de enseñanza obligatoria y por la responsabilidad que los profesores tenemos sobre lo que eventualmente pueda sucederles a los alumnos.

El segundo lugar, me ha llamado la atención el aprovechamiento de las clases,  gracias a la autonomía, capacidad de trabajo y buen comportamiento de los grupos de alumnos. De las clases a las que acudí me quedo con el buen clima del aula, basado en el respeto y la confianza mutua. Ayuda la baja ratio de alumnos en cada clase. Los alumnos trabajan y acuden al centro a aprovechar el tiempo. Hay una selección previa a los 4 cursos de bachillerato, ya que, aproximadamente, sólo un 15% de los alumnos de secundaria continúa sus estudios en bachillerato.

Además, el profesorado tiene mucha libertad a la hora de elegir qué contenidos enseñar a los alumnos en su asignatura, al igual que tienen mucha flexibilidad para elegir el número de horas que trabaja. Agradezco a la profesora de lengua que actuó como anfitriona y a los profesores que me permitieron acudir a sus clases la atención y dedicación mostradas.