Cuando la innovación se convierte en cotidianeidad

He desarrollado mi estancia profesional e una Efterskole danesa, un tipo de escuela residencial para alumnado que, tras finalizar su educación obligatoria primaria y media (lo que en España sería Primaria y ESO) deciden asistir a este tipo de Centros con el objetivo de cursar un año “extra” para tomar una decisión más clara sobre tu futuro,  o también para prepararte mejor para el Bachillerato. Este año, parecido a una transición, pero con valor académico, puedes elegir hacerlo en tu mismo Centro de Secundaria así como asistiendo a una Efterskole. Muchos adolescentes y familias danesas eligen las Efterskole. ¿Por qué? Por la calidad de las enseñanzas que ofrecen, y también por tradición, ya que los propios padres y madres han asistido a una Efterskole y conocen desde dentro su riqueza. También porque las Efterskole inspiran múltiples lazos y valores comunitarios además de democráticos entre el alumnado y el profesorado. Y estos valores y lazos son un sello cultural danés.

Podría decirse que en estos Centros ya no hay innovación, tal y como la entendemos en el sistema educativo español. En estos centros la innovación es el pan de cada día, es decir, está totalmente integrada como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje. Es ya lo cotidiano.

En general, metodológicamente hablando, en todos los programas y asignaturas que ofertan hay una combinación de metodologías clásicas e innovadoras.  En cuanto a la metodología tradicional en las asignaturas más académicas y de las que más adelante tendrán un examen encaminado a un título, se utiliza libro y cuaderno, y el rol del profesor es el de transmitir conocimiento. Sin embargo, la forma en que abordan los temas ayuda a que el aprendizaje sea más autodirigido. Es más dinámico, ligero y participativo. Además, los docentes traen en general las clases muy bien preparadas, utilizando la pizarra digital, presentaciones y vídeos de apoyo. De esta manera siguen el libro pero apoyándose en material digital y presentaciones, trabajo por pareja, retos… Al mismo tiempo, están integradas en casi todas las asignaturas de forma normalizada estrategias metodológicas como el trabajo por proyectos, el aprendizaje autodirigido, los temas transversales como eje vertebrador, los valores como centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, lo democrático y asambleario como forma de hacer en grupo, la autogestión, la organización de los horarios como estrategia metodológica para facilitar la consecución los objetivos y contenidos, la organización de los grupos por el mismo motivo y organización de los espacios como soporte de diversas formas de trabajar.

La innovación pedagógica está insertada en la pedagogía, por lo que ha dejado de ser innovación y ha pasado a ser una parte integral del propio proceso de enseñanza-aprendizaje. Todos los aspectos abajo señalados forman parte de forma natural y normalizada de la metodología de las diferentes asignaturas del Centro.  Esto debería aportarnos la seguridad y la consciencia de que, con el tiempo, y la inversión en los recursos humanos, materiales y formativos adecuados, esto puede extenderse a las aulas españolas.

En el centro donde he desarrollado la estancia profesional, tiene una “Skals International Project class” o «SIP class»  que comenzó como un proyecto experimental hace veinte años y forma parte de la identidad de este centro actualmente. Tiene su currículo y metodología propios y al finalizar, el alumnado no hace ningún examen nacional. Es un programa que potencia de forma exclusiva el aprendizaje a través de proyectos, en gran parte colaborativos y grupales, aunque también cada alumno/a desarrolla varios proyectos personales individuales durante el curso. Es internacional porque hay alumnado danés y alumnado extranjero, además de porque se cursa íntegramente en inglés. Además, uno de sus objetivos es desarrollar algunos proyectos junto con otros centros y hacer intercambios escolares. Se aporta al alumnado estrategias para aprender a trabajar en grupo de forma cooperativa y democrática, asamblearia y consensuada, así como a liderar ellos mismos la clase. Se encargan de gestionar el aula y, gradualmente, los proyectos, la gestión de inicio a fin de los mismos, las finanzas de las actividades que hacen…  El alumnado autogestiona el aula, las ideas y los proyectos de principio a fin y la organización económica de los mismos.  Los proyectos que se realizan son reales, tienen que ver con la vida de los adolescentes y sus intereses, y son transversales.

Casi todas las asignaturas ofertadas combinan enseñanza y metodologías tradicionales con metodología basada en proyectos cooperativos. Las metodologías más tradicionales imperan sobre todo en las asignaturas basadas en el currículo británico, y la enseñanza innovadora basada en proyectos transversales y colaborativos se utiliza más en las asignaturas basadas en el currículo danés. Las clases más académicas y tradicionales son, de todos modos, dinámicas, con integración rutinaria de recursos digitales (pizarra digital, proyector, presentaciones digitales, vídeos…). Hay una frescura aunque se siga un libro de texto y un temario exigente. Cuando se utilizan las metodologías no convencionales y se ofrece al alumnado trabajar por proyectos, he observado y también registrado a través de entrevistas al alumnado y a los docentes, que esto se hace de la siguiente manera: al comienzo de curso el profesorado propone proyectos en los cuales trabajar y da pautas para los mismos. Y a partir de un momento determinado, cuando el alumnado está preparado, el docente solo propone la temática y el resto de aspectos organizativos que vertebran el proyecto los gestiona el alumnado. La base para todos los proyectos en grupo es siempre la misma: son democráticos, las decisiones se toman por consenso, las reuniones de quipo se preparan y gestionan con técnicas de grupos inteligentes, son asamblearias y la temática principal es del tema sobre el que versa pero toca siempre lo transversal. Se confía plenamente en que el alumnado ha de tomar y toma responsabilidad en la gestión de su propio aprendizaje. Se les acompaña en lo que aprende así como en el resultado de proyectos muy ambiciosos que fracasan, porque fallar es considerado un aprendizaje en sí mismo.  Se les da estrategias para aprender a aprender, y tiempos amplios (organizados en la estructura horaria) para la investigación y autoreflexión, así como herramientas para buscar y seleccionar la información para un proyecto o trabajo, discerniendo entre los conocimientos verdaderamente útiles de los que entorpecen, para ser más autónomos en investigar por sí mismos y tener autodisciplina y constancia en sus investigaciones. Tanto los programas más curriculares como el programa SIP utilizan los temas transversales para vertebrar los temarios. En este centro, se organizan múltiples actividades académicas y no académicas en las que se les plantea al alumnado situaciones, retos y problemáticas de su comunidad local de la sociedad danesa, o del mundo/planeta.  Se trabajan desde una perspectiva que “toque” a los adolescentes. Un ejemplo de esto son sesiones plenarias en las que escuchan y ven las noticias locales, nacionales e internacionales y las analizan, reflexionan sobre los problemas que han sido mencionados, intentan identificar las causas, hacen conexiones reales con sus vivencias personales en torno a estos temas, y proponen soluciones. Y la propuesta de soluciones puede ser el germen de un proyecto.

En una entrevista al director del centro, me comentó que uno de los aspectos más importantes de la metodología, y del funcionamiento del centro, eran los valores: “Values. The way you teach is as important as what you teach, and what you teach must be interesting and relevant for life, has to prepare you for life. Students must take responsibility for their own learning; they have to learn for their sake not for the teachers´ sake”. El profesorado, a través no solo de los proyectos, sino a través de su propia posición descentralizada en el aula, y a través de su relación democrática con el alumnado, facilita la formación de actitudes y la  integración de valores críticos en la sociedad. “We try to make citizens of the world”, comenta el director, “citizens that have honesty, gratefulness, courage, compassion and that have are humble and have great sense of justice”. Además, se enseñan estrategias relacionadas con los grupos inteligentes a la hora de trabajar en el aula y en grupos (la identidad personal y la relación con el grupo, la significación social, las interacciones, el turno de palabra, lo que cada alumno dice se tiene en cuenta, el pensamiento colectivo es más multiplicador que el individual, cómo resolver los conflictos, cómo organizar las asambleas, cómo llegar la consenso…). Y así, he observado que a la hora de hacer un proyecto común, todos los miembros del grupo participan aportando ideas, mejoras, pegas… y cada idea se desentraña para llegar a un consenso desde el que trabajar a gusto. Estos factores atraviesan toda la vida del centro, tanto en la metodología de aula como en las relaciones entre los docentes, como en las relaciones entre docentes y el equipo directivo, como en las relaciones con el personal laboral…

Las clases o sesiones son de hora y media cada uno. Cada día, comparándolo con España, hay menos oferta de asignaturas por día, pero en cada sesión da tiempo a trabajar de manera más relajada, y por tanto, más significativa y profunda. Este simple hecho facilita, bajo mi punto de vista, todos los procesos en el aprendizaje y hace sencilla la innovación (que aquí no es ya innovación como tal, porque este tipo de manera de trabajar está totalmente normalizado e institucionalizado, es lo común, normal y cotidiano). Además, las aulas están organizadas de forma abierta, los pupitres en U o en círculo, con mesas y mobiliario versátil y ligero que puedes mover según la necesidad de trabajar de forma individual o grupal. Las aulas siempre están abiertas (no están cerradas con llave) y los alumnos, cuando trabajan por grupos o cuando trabajan en un proyecto individual pueden elegir dónde hacerlo (en su aula, en la biblioteca, en el comedor, en las zonas de descanso, en las zonas de ocio…). En sus horas de estudio también pueden acceder a las mismas. Esta libertad de movimiento y de organización tiene un efecto muy positivo en la concentración. Pero también tiene un resultado positivo en la autoestima: el profesorado confía plenamente en que el alumnado, esté donde esté, va a realizar su tarea o proyecto.

La SIP class, como se ha mencionado, trabaja exclusivamente con metodologías que fomentan de forma exclusiva el aprendizaje a través de proyectos, colaborativos y grupales, aunque también personales e individuales.  No hay un temario, un material que seguir, un libro de texto. Sí hay un programa de temas transversales (medioambiente, las relaciones, la igualdad, el consumo, la paz, la justicia, la democracia, la libertad, la no discriminación, la ética…). Al contar con más alumnado internacional, todos los proyectos son en inglés. Las metodologías de SIP aportan estrategias para trabajar en grupo de forma cooperativa, democrática, asamblearia y consensuada. Se les da herramientas para que el aula sea gradualmente autogestionada por el alumnado que acaba proponiendo los proyectos y gestionando todos los aspectos de los mismos, desde las ideas hasta la economía.

Pero además, la propia oferta de asignaturas es, bajo mi punto de vista, un aspecto innovador. Aparte de asignaturas mas académicas, ofertan opcionales variopintas que “ofrecen al alumnado hacer una inmersión en algo que realmente le guste y darle una oportunidad conocerlo más en profundidad”. Al principio de cada trimestre pueden elegir en qué asignaturas opcionales participar ese trimestre, algunas se ofertan todo el año, otras cambian por trimestre y, durante dos semanas, pueden probar las que les llaman la atención para tomar una decisión de cuáles quieren elegir para el resto del trimestre.  El menú aquí es muy diferente al de las asignaturas opcionales españolas. Deportes Combinados, Futbol, Cuerpo-Mente y Alma, Media y Comunicación, Costura Creativa, Actividades en el exterior, Fitness, Acrobacias, Walk and Talk… Aparte de todo esto tienen, asignaturas colectivas, o common sessions, con el objetivo de “crear un sentido de comunidad y facilitar habilidades para el aprendizaje permanente y la ciudadanía activa”. Todo el alumnado participa de forma conjunta en estas asignaturas o sesiones para cumplir con el objetivo de pertenencia una comunidad y el respeto mutuo. La oferta aquí también es bella: Storytelling, Noticias del mundo, la Asamblea General diaria, las Friday Singing Session… (una clase de de canciones para todo el alumnado, todos los viernes, para terminar la semana de una forma distendida)

Cabe destacar que los recursos tecnológicos están totalmente integrados en lo cotidiano del Centro. Cada alumno tiene su ordenador portátil, que trae de casa. Además, hay espacios varios del centro, abiertos las 24h, con ordenadores disponibles para el alumnado. La red wifi funciona sin incidencias, y en cada clase hay proyector, pizarra digital, altavoces, micrófonos. En algunas salas y aulas hay pantallas de plasma. En algunas salas tienen además de todo lo anterior, impresoras. Utilizan las cámaras digitales de fotografía y video para sus proyectos, además de los teléfonos móviles como herramienta cotidiana de trabajo y estudio. No hay un uso inadecuado de los móviles en el aula, al contrario. Cada clase se organiza a través de un grupo de Facebook, a través del cual organizan los materiales, presentaciones, trabajos, propuestas, y que usan para comunicarse.

Entrevisté al equipo directivo muy al inicio de la estancia profesional, con preguntas dirigidas a comprender de manera integral las características y el funcionamiento del Centro, los niveles impartidos, el perfil del profesorado y alumnado, la filosofía del Centro, la metodología, los programas que ofertan y los proyectos que desarrollan, y para indagar en las estrategias de liderazgo que se consideran básicas para gestionar un centro así. Aprecié mucho escuchar frases como las siguientes, en relación al alumnado:  “we trust student, they must take responsibility for themselves and their own learning”; en relación al profesorado: “the way you teach is as important as what you teach, and what you teach must be interesting and relevant for life, has to prepare you for life”; y en relación al liderazgo: “As Head Teacher I have to be democratic if I want the teachers to be democratic with students. It does not make sense otherwise. The same values have to be for everybody, Head Team, teachers, students…”. También he entrevistado a alumnado de diferentes cursos, niveles y opciones (los más académicos así como los que están en SIP class) con el objetivo de recabar información sobre su decisión de formarse en una Efterskole, la razón detrás de elegir las asignaturas que ha elegido, la gestión de la convivencia, lo que le aporta la escuela… Las entrevistas con el alumnado me revelaron, una tras otra, el valor de cursar en una Efterskole: “this school gives you tools for team work, tools for learning in a different way… The way I learn now has changed a lot, and I now have tools for earning differently, these tools are going to be  part of me from now on, they are going to be helpful in the future. Being here has given me tools for the academic studies, not only for team work. In the future, when I get an assignment, I will definitely schedule a plan to work on it differently, I will work differently to learn in a meaningful way, and I owe this to SIP class”. Otra alumna añadía: “My social skills have improved. The school itself promotes it. From an academic point of view, some things I’m learning here will help me such as research skills. I’m now faster at researching and at focusing on the important info when researching”. Creo que los testimonios de alumnado y profesorado nos pueden animar al saber que otras maneras de hacer son posibles, ya se hacen y, por tanto, también pueden ser nuestra realidad si se invierte en ello a nivel presupuestario y humano.

Hay Centros donde el trabajo por proyectos ya no es innovación. Centros donde los recursos tecnológicos ya no entrañan innovar. Todo porque ambas cosas están integradas en la vida del centro como una parte más del proceso de enseñanza-aprendizaje.