El nivel de autonomía de los centros empieza a ser considerado como un factor clave en la mejora del rendimiento del alumnado. Lo que el profesor Joshua Angrist compartirá en la ponencia que tendrá lugar el 25 de octubre en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, son los resultados de un estudio comparativo entre dos tipologías de centros educativos en Boston, que se diferencian principalmente por el grado de autonomía: las charter schools y las pilot schools.
Ambos tipos de centro surgieron en el estado norteamericano de Massachusetts en los años 90, como respuesta a la siguiente cuestión: si las escuelas públicas tuvieran más autonomía sobre el personal, pudieran elegir el currículo y gestionar sus propios presupuestos, ¿podrían mejorar el rendimiento de los alumnos?
Las charter schools operan de forma independiente a la red de escuelas púbicas de la ciudad de Boston (Boston Public Schools) y fuera de los acuerdos de la negociación colectiva. Se caracterizan por tener mayor flexibilidad que los centros públicos tradicionales en cuanto a personal docente, salarios y programación del curso académico. En general, este tipo de centros están ligados a la filosofía ‘No excuses’.
En cambio, las denominadas pilot schools forman parte de la red pública de centros y sus profesores están sindicados con la Boston Teachers Union, que negocia la mayoría de las condiciones relativas al salario y a la antigüedad. Su nivel de autonomía, sin embargo, es mayor que el de los centros educativos públicos tradicionales ya que pueden decidir sobre el presupuesto, el personal docente, el currículo y la programación.
Tanto las charter schools como las pilot schools están dotadas de una mayor autonomía, aunque se visualizan algunas diferencias en su organización y gestión, como la edad de los docentes, el número de horas de instrucción o la ratio alumno/profesor:
- Los docentes que imparten clase en las pilot schools son más jóvenes que los que dan clase en los centros públicos, pero aún así, la plantilla educativa de las charter schools se caracteriza por ser todavía más joven que la de las pilot schools.
- El número de horas de instrucción anual también varía desde las 1.500 horas de las charter schools hasta las 1.110 horas de los centros públicos tradicionales. Las pilot schools se sitúan por debajo de las 1.200 horas.
- La ratio alumno/profesor, es más baja en las charter schools que en las pilot schools (en estas últimas escuelas se supera la ratio de los centros públicos tradicionales).
Cuando el número de solicitudes excede al número de plazas, la admisión se produce a través de un sorteo. Para evitar el sesgo que produce las características propias del alumnado que solicita asistir a estos centros, los autores se basan en los resultados que obtienen tanto los que accedieron, como los que se quedaron fuera. Además, complementan su análisis con un estudio observacional.
El estudio concluye que asistir a una charter school en la ciudad de Boston durante la Educación Secundaria (tanto en la primera etapa como en la segunda) supone una mejora en los resultados del alumnado, mientras que no es así para el caso de las pilot school donde los resultados no son significativos en el análisis de la muestra basada en el sorteo. Los resultados obtenidos mediante el análisis observacional también muestran que se produce una mejora mayor en el alumnado de las charter schools.
La siguiente tabla muestra la mejora obtenida en puntos de desviación típica por cada año que pasa un alumno en uno de estos centros:
Nota: **significativo al 5% ***significativo al 1%
Quizás el hallazgo más importante es que el beneficio de asistir a una charter school reduce la brecha racial. En un centro público tradicional, en primera etapa de Educación Secundaria el alumnado de raza negra puntúa por debajo en 0,7 puntos en términos de desviación típica en Lengua y Literatura y 0,8 por debajo en Matemáticas. Las estimaciones realizadas en este estudio determinan que esa brecha se reduce en dos tercios dentro de una charter school.
Todos aquellos interesados en el seminario del profesor Angrist, tienen la oportunidad de disfrutarlo en directo o posteriormente en capítulos de unos 10 minutos de duración en este enlace.
Para más información sobre autonomía de centros educativos, se puede consultar el boletín educaINEE nº 10, con análisis gráficos.
Imagen de cabecera obtenida del banco de imágenes y sonidos del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF).
En México tenemos un sistema educativo altamente centralizado. La autonomía de gestión de los centros educativos se reconoce en la normatividad nacional, pero en la práctica las autoridades educativas ejercen un control asfixiante sobre las escuelas, públicas o privadas. Incluso se decide la temática y logística para llevar a cabo las juntas de Consejo Técnico Escolar, que idealmente deberían ser un espacio para el diálogo, crecimiento e innovación en cada escuela: http://www.educacionfutura.org/reforma-educativa-y-pedagogia-consejos-tecnicos-escolares-en-aguascalientes/
Muchas gracias por tu comentario y por aportarnos una visión sobre la autonomía de los centros educativos en México. Agradecerte también el enlace al artículo sobre el caso de Aguascalientes.