Diversos estudios han puesto de manifiesto la existencia del “efecto orden de nacimiento”, es decir, las diferencias en el rendimiento académico a favor de los nacidos en primer lugar cuando la familia tiene dos hijos o más.
Pero, ¿cómo explicar estas diferencias? Son diversos los factores que pueden analizar esta cuestión. El hecho de que, al menos durante un tiempo, los hermanos mayores son el único centro de atención de sus padres, mientras que los nacidos con posterioridad siempre tienen que compartir la atención con sus hermanos. También existen teorías que indican que los hijos nacidos en último lugar no pueden ejercer las funciones pedagógicas que sus hermanos mayores sí han podido aplicar con ellos, por lo que es más difícil que desarrollen habilidades de aprendizaje. Por último, los hijos más pequeños están mucho más expuestos ante la posibilidad de que se produzcan cambios en la estructura familiar (divorcios o separaciones) que pueden perjudicar a su rendimiento académico. No obstante, también existen argumentos en contra como por ejemplo el hecho de que normalmente los recursos del hogar suelen ser más escasos cuando nacen los primeros hijos o que los padres puedan cometer errores con sus primeros hijos de los que aprenden para enseñar mejor al resto.
En un estudio realizado por los profesores Joseph Hotz de la Universidad de Duke y Juan Pantano de la Universidad de Washington, titulado “Strategic parenting, birth order and school performance”, se analiza este fenómeno en profundidad. En particular, estos autores diseñan un modelo teórico dinámico basado en la reputación que se ganan los padres en función de sus actuaciones a la hora de establecer castigos. Según este estudio, los padres tienden a ser más estrictos con los hijos mayores, que se ven forzados a responder con un mayor esfuerzo en la escuela y, por tanto, obtienen mejores notas.Con el tiempo estos comportamientos tienden a flexibilizarse de modo que los hijos menores pueden llegar a escatimar esfuerzos y, en el medio y largo plazo, obtener peores calificaciones.
Para comprobar la validez de este modelo, estos autores explotan una base de datos longitudinal que ofrece información sobre los hijos de familias con dos o más miembros (hasta 4) entre los 10 y los 14 años. Como se puede comprobar en el siguiente gráfico, existe una ventaja clara a favor de los alumnos de mayor edad, que en un mayor porcentaje se sitúan entre los mejores de su clase, mientras que los más pequeños son más habituales dentro del grupo de los peores de la clase. Si se toman como referencia los resultados obtenidos en pruebas estandarizadas, el hecho de haber nacido en primer lugar es un claro factor vinculado a la obtención de mejores resultados.
Tras la estimación de varios modelos econométricos en los que se controla por la capacidad de los niños, se confirma la presencia del denominado “efecto orden de nacimiento”. Asimismo, se comprueba que los hijos mayores están sometidos a una mayor vigilancia por parte de los padres en la realización de sus tareas. De hecho, en una familia con cuatro hijos, el mayor de ellos tiene un 10% más de probabilidades de ser sometido a una estrecha supervisión por parte de sus padres que el hijo menor.
Fuente imagen de cabecera: cuenta de Flickr de Sofía.
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