El estudio Teaching and Learning International Survey (TALIS), realiza un análisis comparativo entre 34 países sobre el trabajo de profesores y directores. El boletín bimestral “Teaching in Focus” de la OCDE ha editado un número basándose en los resultados de este informe. El correspondiente al nº 5 (septiembre 2014) indaga en los motivos y circunstancias de satisfacción y sensación de valoración que los profesores perciben con respecto a su trabajo.
Cuatro son los puntos centrales en los que este boletín da a conocer las conclusiones generales obtenidas a raíz del citado análisis:
1. Más de dos tercios de los profesores cree que su profesión NO está lo suficientemente valorada por la sociedad
Este dato es de gran importancia en tanto que puede afectar al interés de candidatos que deseen introducirse en la profesión docente, como a profesores ya en activo.
En este sentido, el estudio TALIS refleja grandes diferencias entre países. En países participantes en PISA existe una relación positiva entre las percepciones de los profesores que disfrutan del reconocimiento social de su profesión y la proporción de alumnos con un alto rendimiento en las evaluaciones en matemáticas.
2. No obstante, la gran mayoría del profesorado se siente satisfecho con su trabajo
· El 91% de los docentes declara que, en general, está satisfecho con su trabajo
· El 93% lo está con el desempeño de sus funciones en su escuela actual
· El 84% recomendaría su centro como un buen lugar para trabajar
· Al 90% le gusta trabajar en su escuela actual.
La mayoría de los profesores también informan de que las ventajas de ser docente son claramente mayores que sus desventajas (77%) y que si pudieran volver a decidir elegirían nuevamente esta profesión (78%).
3. Entre los factores que tienden a disminuir la satisfacción laboral del profesorado, se encuentran:
a) las clases con gran proporción de alumnado con problemas de comportamiento
b) la percepción de que la evaluación que se hace al profesorado se reduce a tareas administrativas
El tamaño de la clase no es uno de los factores que puedan influir negativamente en la satisfacción laboral del profesorado. En cambio, los resultados de TALIS sugieren que la composición de la clase es una variable más relevante. Así, enseñar en aulas con más de un 10% de alumnado con problemas de comportamiento se relaciona con menores niveles de satisfacción laboral.
TALIS también sugiere que es necesario ofrecer evaluación y feedback a los profesores en una dirección adecuada en pro de mejorar su satisfacción laboral.
4. Por otro lado, la colaboración entre profesores, la participación en la toma de decisiones y una relación positiva profesor-alumno pueden impulsar la satisfacción laboral del profesorado
· Las relaciones positivas del profesor con su escuela puede mitigar el impacto negativo que supone enfrentarse a clases con alumnos con problemas conductuales. En la medida en que los profesores tienen una buena relación con su alumnado, atendiendo a sus necesidades y opiniones, se refuerza la satisfacción del profesor con su trabajo.
· Así mismo, los profesores que tienen voz en la toma de decisiones de sus centros y que reciben evaluaciones constructivas, tienden a sentirse más felices en su lugar de trabajo.
Para más información…
- INEE, informaciones de interés: Profesores y Docencia
- INEE, últimos informes: TALIS, Estudio Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje
José Luis Carmona García y Paula Rodríguez Guzmán
Imagen de cabecera: OECD Teaching in Focus nº5
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No me ha sorprendido que los profesores españoles se sientan de entre los menos valorados. Por el contrario no puedo entender que la contestación mayoritaria sea la de que les gusta la profesión y no la cambiarían. Me parece que hay algo que no encaja.
En cualquier caso la media de edad cada vez es mayor y el sistema no aprovecha sus recursos adecuadamente si la gente más experimentada no está en los puestos en los que su valía sería más útil. Hace tiempo se clasificaron algunos puestos como de difícil desempeño pero se ve que esa motivación no ha sido suficiente. Desde las administraciones habría que buscar la fórmula (dinero, permisos, reducción horaria,…) que hiciera que esos puestos resultaran atractivos para los docentes más experimentados.
Gracias por la aportación. En algunos países como Dinamarca utilizan incentivos para que los profesores más experimentados trabajen en los centros de más difícil desempeño y parece que les funciona
Es muy importante sentirse valorado por la sociedad, pues el futuro de un país pasa por la educación recibida en las aulas.
Muchas gracias por la aportación. El reconocimiento del trabajo bien hecho es un incentivo imprescindible.
Creo que es muy importante que el docente se encuentre a gusto en su lugar de trabajo y con el trabajo que desempeña, ya que no solo repercute en él sino en el grupo clase y en sus resultados. El cuarto punto que destaca el estudio TALIS es en mi opinión el que más favorece al maestro a estar a satisfecho con tu trabajo. Si un docente se siente a gusto con sus grupo clase y atiende a cada uno de ellos como único y con sus características, adecuando el proceso de enseñanza a ellos, le lleva a valorar sus mejoras y por lo tanto su recompensa a los esfuerzos de esa individualización de enseñanza.
También el tener un compañero de nivel o ciclo, que comparte tu misma manera de ver la enseñanza, con el que compartes puntos de vista, metodología… hace el trabajo más llevadero y ese feiback te refuerza positivamente y te lleva a establecer planes de mejora en tu propio trabajo.
Más de dos tercios de los profesores no siente su profesión valorada, el estudio TALIS refleja grandes diferencias entre países y una relación directa entre el reconocimiento social a los docentes y un alto rendimiento en las evaluaciones de matemáticas. En España ambas variables se sitúan en números bajos y correlacionados.
El segundo dato, que contrasta con lo anterior, es que la gran mayoría del profesorado se siente satisfecho con su trabajo. En las variables estudiadas, superan el 80% de satisfacción y valoran las ventajas de esta profesión.
En tercer lugar, entre los factores que influyen en la disminución de satisfacción laboral del profesorado son: clases con un número elevado de alumnos con problemas de comportamiento y la percepción de que su trabajo se reduce a tareas administrativas.
Por último, otros factores que incrementan la motivación del profesorado serían la colaboración entre profesores, la relación positiva profesor-alumno y su participación en la toma de decisiones en el centro.
Hola:
Sobre este apartado del estudio TALIS me han llamado la atención dos aspectos:
1) Más de dos tercios del profesorado cree que su labor no es reconocida y sin embargo la mayoría se siente satisfecho con su trabajo. Desde mi punto de vista, si la sociedad reconociera la labor docente ( y lo demostrara con acciones puntuales), los profesores nos sentiríamos menos indefensos y más respaldados en nuestro trabajo y esto es uno de los elementos básicos para estas satisfecho en el trabajo.
2) El tamaño de la clase no es uno de los factores que influye negativamente en la satisfacción del profesorado. Esto me ha llamado mucho la atención porque aunque no haya alumnos disruptivos, la atención a la diversidad no se puede realizar adecuadamente con una ratio elevada y además gestionar y atender una clase con un número elevado de alumnos siempre es más difícil. La calidad de la atención que recibe el alumno es mayor si la ratio es menor y eso en mi opinión es uno de los factores que influyen en mi satisfacción laboral porque se ve el progreso de los alumnos.
Estas conclusiones me llevan a pensar que tal vez la realidad dentro del aula en otros países es diferente. No obstante si coincido con la conclusión de que la evaluación del profesorado se hace en base a tareas administrativas y no propiamente su labor docente. En este sentido las auditorías externas están más encaminadas a los registros en diversos formatos que a índices de calidad de la propia tarea de enseñar.
Un saludo a todos y gracias.
En primer lugar creo que debemos tener claro que entendemos por prestigio: Si lo entendemos como la posición, rango o importancia que un individuo o grupo ocupa en la sociedad, es decir el estatus, habría muchos factores que incidirían en el mayor o menor prestigio de la profesión.
Por hacer una reflexión opino que también los docentes podríamos aportar nuestro “granito de arena» para que la percepción negativa que tenemos sobre nuestra valoración profesional cambiase. Desde el punto de vista del profesor, si queremos dar prestigio a la carrera debemos entender que no todo el mundo reúne las condiciones para ser un buen enseñante. Se necesitan profesores que elijan la docencia como profesión antes que dominar una asignatura. Para ser un buen profesor hacen falta conocimientos y actitudes. Los primeros si no se tienen, se pueden adquirir en cualquier momento pero la falta de actitud no es subsanable, se tiene o no se tiene.
La realidad es que el prestigio de la profesión docente influye directamente en la calidad de la enseñanza ya que atraería a la profesión personas más competente y motivadas. Hay estudios que demuestran que en igualdad de condiciones laborales, en los países donde el docente tiene prestigio, esta carrera es escogida con más frecuencia por los estudiantes como primera opción profesional que en los países donde la imagen social está más deteriorada.
En este artículo queda patente que el profesorado no se siente valorado por la sociedad. Y posiblemente sea una percepción realista. El sistema educativo y el acceso universal a la educación es garante de una sociedad justa y equitativa. Pero las últimas décadas parece que se ha convertido en el campo de batalla de las diferentes opciones políticas de este país. La falta de un pacto serio, consensuado sobre educación hace que la imagen del sistema educativo se vea seriamente afectada y, por ende, la del profesorado. Aún así la mayoría del profesorado se siente satisfecho con su trabajo. Sorprende un poco esta dicotomía. Pero nos da a entender que en la práctica docente diaria intervienen otros factores cuya fuerza es suficiente para compensar los aspectos relacionados con la consideración social.
Por otro lado, no es ninguna novedad comprobar que las mayores dificultades del profesorado se encuentran en el ámbito de la gestión del aula y de la atención a la diversidad. Parece que en los últimos años se han incrementado los problemas de comportamiento. Seguramente ha estado ligado a la situación económica y social tan difícil que se ha vivido en el país. Seguramente atender esta necesidad manifestada por el profesorado pasaría por la doble vía de los recursos y la formación permanente.
Estoy muy de acuerdo con el comentario de Mª Carmen Ponce Martín, hay algo ahí que no encaja. De todos modos, no es lo único.
Me sorprende, y me resulta en cierto modo incoherente, la cuarta conclusión de este artículo que afirma: «Por otro lado, la colaboración entre profesores, la participación en la toma de decisiones y una relación positiva profesor-alumno pueden impulsar la satisfacción laboral del profesorado».
Me refiero a que si «la colaboración entre profesores puede impulsar la satisfacción laboral del profesorado», parecería esperable que los profesores tendieran a colaborar con sus compañeros y; sin embargo, en los resultados de TALIS se reflejan los siguientes datos:
– Profesores que nunca han enseñado conjuntamente con otro u otros profesores (69’3 % en España; 41’8 % OCDE)
– Profesores que nunca han observado la clase de otro profesor (87’1 % en España; 48’5 % OCDE)
– Profesores que nunca han participado en actividades conjuntas con otras clases (48 % en España; 23 % OCDE).
Que el profesorado no se sienta reconocido y valorado por la sociedad ,creo que es un tema que las administraciones educativas deberían plantearse de que está ocurriendo.
Los docentes somos los que estamos educando , junto con sus familias a las futuras generaciones, y el binomio docente – familia, no va por el mismo camino.
Por otra parte, creo que el profesorado debe tener como máxima la coordinación y colaboración con el resto de los docentes.
Que los profesores se sientan satisfechos con su trabajo a pesar de ser conscientes de la escasa valoración de su trabajo tiene mérito. Demuestra que el profesor sabe distinguir la apreciación de los demás de la valoración propia y posiblemente que existen otros elementos a tener en cuenta en la satisfacción personal, tanto elementos vocacionales como el trato personal con los alumnos que a veces es insatisfactorio pero otras muchas veces no.
La valoración social, es, sin lugar a dudas, uno de los elementos que más pueden motivar a cualquier persona y/o profesional en el desempeño de su trabajo con ilusión, y no puede ser menos para los docentes, que continuamente estamos expuestos a la mirada de la comunidad educativa.
Este estudio, recoge que un porcentaje muy elevado del profesorado se ve poco valorado por la sociedad, y sin embargo, sí considera gratificante su trabajo, una muestra más de la implicación del profesorado en su tarea docente.
Uno de los peores problemas a los que se enfrenta el profesor son los alumnos de mal comportamiento, esto está claro. Pero desde mi punto de vista lo que más me duele es la soledad del profesor. Como se te ocurra enfrentarte a una situación de descontrol el profesor se queda sólo ante sus compañeros y ante la dirección del centro.
Para mí es una profesión ingratam castigada por los gobiernos, las familias y hasta por los propios docentes
Aunque está bien analizar la percepción que tienen los profesores de su trabajo a nivel mundial, creo que la situación de éstos es muy diferente dependiendo del país donde ejerzan su profesión.
Aquí en España, algunos acontecimientos políticos recientes creo que repercuten tanto o más en la satisfacción de los profesores, que el tipo de alumnado, como se desprende del TALIS.
Las cambiantes leyes de educación y los recortes creo que actualmente son algunos de los principales motivos por los que los profesores se sienten insatisfechos.
Lo cierto es que aquí en nuestro país, la profesión docente está cada día menos valorada de forma general. Y que los profesores/as que nos dedicamos a la docencia educativa en las primeras etapas de la escolaridad obligatoria, trabajamos dentro de un horario que nos permite poca disponibilidad para realizar actividades de formación, participación en proyectos de innovación, movilidad…
Y en este sentido hay que mantener el entusiasmo muy vivo por la profesión para seguir evolucionando y de hecho observo compañeros/as que siguen en sus clases, prácticas y metodologías totalmente anquilosadas en el tiempo y que se cierran a cualquier sugerencia, justificando que eso es lo que les funciona y que no hay tiempo para más.
Quizá por ello sea bueno lo que apunta TALIS, ofrecer evaluación y feedback a los profesores en una dirección adecuada en pro de mejorar su satisfacción laboral.
En mi modesta opinión y en el caso de España:
es muy grave que no nos sintamos valorados, pero para mi aún quiere decir eso algo peor: si en general no se valora la labor docente es porque tampoco se valora suficientemente la educación. Y por eso llegamos a lo que llegamos: aulas masificadas, alumnos que no encajan dentro del sistema y no se les ofrece una alternativa, falta de recursos, … ¿y qué pasa con las familias?, ¿se implican en la educación de sus hijos? ¿valoran la labor docente?
Soy profesora de secundaria y casi todos los años tutora. Ponemos las reuniones con los padres por la tarde, a partir de las 18:30, y todos los años pasa lo mismo, la asistencia aproximada esta reunión ronda el 30%.
Cambiamos de leyes continuamente.
¿Cómo nos vamos a sentir valorados si hay tantas cosas que continuamente influyen para que ocurra justamente lo contrario?
Me siento muy identificada con los datos que muestra este artículo. Sobre todo porque claramente se expone que el profesorado no se siente valorado por la sociedad, no goza de la estima que se merece, y aún así está satisfecho con su trabajo, y si tuviese que volver a decidir sobre su futuro laboral, volvería a decantarse por la profesión de docente.
Es exactamente como me siento yo actualmente. Y también muchos compañeros con los que a veces debatimos sobre ciertos temas que nos preocupan. A lo largo de los últimos años hemos visto como nuestra profesión ha ido perdiendo valor a pasos agigantados (al menos así lo siento yo), y seguimos al pie del cañón día a día, haciendo nuestro trabajo con ilusión y de la mejor forma posible.
Está claro que hay profesiones que son extremadamente vocacionales, y la nuestra es una de ellas. los informes son claros, y muestran que la mayoría del profesorado sentimos nuestra profesión en lo más hondo. La ingratitud de la que habla Jose Ignacio Ballester Sampedro en uno de los comentarios de este artículo, yo también la he sentido, pero se me olvida todo al llegar al centro y encontrarme a mis alumnos, los cuales a veces no son todo lo educados que yo quisiera, pero tampoco tienen la culpa. Seguramente no han tenido las mismas oportunidades que otros más privilegiados por haber nacido en familias respetuosas, educadas, y con un nivel socio cultural más elevado.
Verdaderamente pienso que es momento de mirarse un poco al ombligo. Dejarse de valoraciones, aunque también es cierto que a todo el mundo le gusta que le alaben, aprecien, …, Hemos de centrarnos en mejorar nuestro sistema educativo al nivel que podemos, es decir, en aquellas cosas que dependen mayoritariamente de nosotros. Dejemos de mirar a un lado, hagamoslo Podemos.
Del presente artículo me llama la atrención la diferencia en la apreciación de los factores extrínsecos e intrínsecos de nuestra labor.
El valor externo es percibido por los profesores como algo negativo. Si la escuela y uno de sus actores tiene esta percepción es que en la educación actual, algo falla en la relación entre profesorado y escuela. En ello veo sobre todo, una falta de definición de roles. Qué papel cumple cada uno de ellos en la educación de nuestros alumnos. En los cambios de la sociedad actual sería interesante estudiar qué rol, qué papel ocupan factores como profesorado, entorno, familias,… Y como factor especial se debería comprobar el tipo y modo de comunicación que entre ellos existe.
Sin embargo, los valores internos se centran en una clara satisfacción del profesorado ahacia sus centros y su labor. Es significativa esta diferencia. Hacia nuestra labor se comprueba una visión positiva, mientras que hacia la relación con el conjunto social se muestra un valor negativo. Mejorar las formas de exponer y hacer partícipes al entorno debería ser un principio de calidad básico.
Uno de los peores problemas a los que se enfrenta el profesor son los alumnos con problemas de conducta que trae desde la familia,familia que en muchos casos deslinda toda la responsabilidad de la educación en el profesor, no se interesa ni participa en nada. Es una profesión ingrata castigada por muchos sectores pero… coincido con Natalia Sanchez. El profesorado no se siente valorado, pero si tuviese que elegir otra vez elegiría la profesión docente
Mi percepción, en mi entorno laboral, es que la sociedad sí que valora nuestro trabajo. Las familias sienten que sus hijos están en buenas manos, lo valoran y lo agradecen. Lógicamente hablo de una gran mayoría de familias aunque siempre hay alguna excepción. Por extensión, también percibo esa valoración por parte de la sociedad en general.
Trabajo en Educación Primaria, en el que el trato es aún estrecho con las familias, supongo que en etapas superiores esa cercanía se diluye y es más difícil percibir la valoración positiva de los padres de los alumnos. Sin embargo, creo que a veces se confunde esa falta de comunicación con las familias de Secundaria con indiferencia, cuando no siempre es así.
Durante todos los años de mi carrera docente, he trabajado en casi todos los niveles educativos, desde la universidad hasta la antigua EGB, y durante todos estos años me ha parecido que una parte importante de la degradación de la profesión proviene del hecho de que la educación comenzó a verse no como un valor necesario sino como un mecanismo de obtener réditos electorales.
En España el docente, al igual que otras profesiones, ha ido cayendo en valoración social porque así lo ha querido la política, eso daba votos.
Desde mi punto de vista, una buena educación tiene que sostenerse sobre profesores y profesoras, sobre recursos humanos y no sobre un planteamiento, populista en cierto sentido, de que cada alumno debe tener un ordenador porque sin él es imposible aprender, como se ha venido haciendo en los últimos años en Andalucía. Cuando un alumno tiene problemas, la solución es un profesor o profesora de apoyo, pero de apoyo real, que se dedique a él o a ella hasta que sea capaz de superar sus dificultades. Pero eso cuesto dinero, mucho más que una máquina puntual, y no da votos, porque no hay nada palpable, no hay una tablet, supuestamente regalada, con la que entrar por casa.
Si se quiere una educación de alto nivel el profesorado debe estar formado, pero las Univesidades también han visto caer sus niveles hasta cotas que uno nunca creyó que ocurriría y, algunas veces, el profesorado que llega a los centros es carente en multitud de aspectos. Hay que formarlos y eso requiere dinero. La formación debe ser en horas de trabajo, como en cualquier otro trabajo, como una parte del propio trabajo, en la que se exijan resultados en la formación, ¡Cómo desearía para nosotros lo que sí tienen mis colegas universitarios (fuí 15 años docente universitario) que en horario de trabajo les imparten clases (gratuitas) de inglés o alemán. !Cómo me gustaría que este mismo curso que estoy realizando ahora pudiera hacerlo en horarios lectivos, donde pudiera dedicarle la atención que el curso merece, la dedicación que yo mismo me merezco, aprovechar todos y cada uno de loas informaciones dadas y que yo debo leer en los fines de semana y en los momentos que debiera tener para descanso¡.
Algún día se dejará de hacer política rastrera y se intentrá, realmente, educar a una sociedad que, de esa forma, será más libre, más justa y más democrática.
¿Quién lo pregunta? Somos una empresa donde hay que demostrar la eficiencia con estadísticas, no dar problemas a los equipos directivos ni a la administración y procurar tener contentas a las familias. Se nos exige profesionalidad pero se nos cuestiona desde la calle o la televisión. Necesitamos respaldo, valoración y respeto
Entiendo que la actual situación crítica de España debe afectar también a los resultados que ofrece esta encuesta. Aunque el índice de insatisfacción profesional es bajo, según la encuesta, mi experiencia personal cuando hablo con otros docentes es que la mayoría coinciden en varios aspectos:
-Cada año se trabaja mas debido a la burocracia administrativa.
-El alumnado del s.XXI nada tiene que ver con el que cursó la EGB. El actual es un alumno «infoxicado» que repele la excesiva información porque no encuentra mucha utilidad real en la misma..
-Estamos en una etapa de transición en la que parece que «todo el mundo» sabe de educación. Está claro que, aunque la enseñanza tradicional tiene su relevancia, cada vez menos puede ser usada como medio para la adquisición de competencias. ¿Alguien ha estado en el congreso de noviembre de mentes brillantes (el ser creativo)? Richard Gerver cuestiona la eficacia de la evaluación a través de exámenes o test porque el alumno estudia simplemente para superar un examen.
-El concepto piramidal de autoridad está cambiando. El reconocimiento que tenía un médico, un profesor, un juez, un policía y un padre o una madre está cambiando. Tenemos jóvenes que les dicen a los padres y a la policía lo que deben hacer, ¿cómo no harán lo mismo con sus profesores?
Parece evidente que los docentes se sienten satisfechos a pesar de estas realidades. Si no, no continuarían en su labor. Sin embargo, a la hora de la verdad, me cuesta ver que se sientan completamente valorados. De hecho, mantener el equilibrio entre las demandas de las familias, el alumnado, el equipo directivo y los propios compañeros se hace en ocasiones bastante difícil.
Termino con una frase de Paulo Freire: «sería en verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales de forma crítica».
¡Muchas gracias por el comentario, Fran! Reflexiones como la tuya hacen muchísimo más interesante este blog. Estamos inmersos en un periodo de importantes cambios sociales, económicos, educativos,…Todos debemos esforzarnos en lograr un objetivo y aunar esfuerzos en busca de la mejora educativa.
No estoy en absoluto de acuerdo con que la motivación de un profesor esté en las vacacioens, carga horaria, número de alumnado en el aula o en el sueldo. Si así es no hay vocación. La motivación estará en sentirse valorado por las familias y el sistema en sí, y no criticado, cosa habitual en una sociedad que tiene aún una visión rancia de la educción, como España. Una sociedad en la que si el profesor es autoritario, pone muchos deberes y está en el colegio corrigiendo sentado detrás de su mesa, calentndo silla…es buen profesor, pero si lo da todo e intenta despertar en los alumnos capacidades, ya no se le comprende.
Estamos en una sociedad cambiante que tiene muchas virtudes pero a su vez muchas carencias. La educación es uno de los grandes retos que los maestros, profesores, alumnos, madres y padres, agricultores, comerciantes, en definitiva, el conjunto de la COMUNIDAD EDUCATIVA, (porque está claro que todos educamos y enseñamos, sobre todo a edades más tempranas donde se crean y establecen los valores básicos de una ciudadanía responsable, crítica , respetuosa, participativa…) tenemos por delante. A continuación haré una pequeña reflexión siguiendo como guía los cuatro puntos que han sido tratados en este artículo:
1) Más de dos tercios cree que la profesión docente no está valorada.
Los niñ@s y niñ@s copian lo que los adultos hacemos. Si estamos en una sociedad afectada por el Síndrome de Tántalo que no valora nada, ¿qué esperamos, que los niñ@s que están aprendiendo valoren la educación que nosotros, incluso los docentes, no valoramos o utilizamos cómo arma ideológica? Si no creemos en la educación como motor transformador de una sociedad no podremos valorarla como se merece.
2) La gran mayoría del profesorado se siente satisfecho con su trabajo.
Bajo mi punto de vista aquí en informe TALIS se queda escaso ya que no abunda en los motivos reales por los que el profesorado se siente satisfecho por su trabajo. ¿Es por el sueldo y las vacaciones, o es por la visión constructivista que tiene de la enseñanza como reto social para conseguir una sociedad más justa, equitativa y crítica? ¿Es por la comodidad laboral o es por su satifacción personal al ir desarrollandose día a día en su labor profesional como docente? Si indagasemos más en esas cuestiones podríamos observar si existe un verdadero compromiso social o vocación docente o por el contrario una situación de estabilidad laboral.
3) Factores que tienden a disminuir la satisfacción laboral.
Si observamos el gráfico podemos ver que la satisfacción del docente decrece en función del número de alumn@s con problemas de comportamiento. De aquí podemos extraer varias conclusiones:
– El docente no se siente apoyado en centros de dificil desempeño por la administración educativa.
– No se siente motivado a cumplir retos profesionales debido al exceso de tareas administrativas.
– El docente se centra es aspectos conceptuales más que en aquellos relacionados con el desarrollo personal y la integración en la vida social.
– No entiende la educación como un reto profesional en el que persigues metas.
4) La colaboración entre profesores, la participación en la toma de decisiones y una relación positiva profesor-alumno pueden impulsar la satisfacción laboral del profesorado.
Es fundamental que exista la retroalimentación positiva entre compañeros de trabajo. Esto refuerza el estado de ánimo y la competencia pedagógica de los profesionales animándose a perseguir nuevos retos con sus alumnos. En cuanto a la toma de decisiones es transcendental ya que cuando se le da la oportunidad de hablar, opinar, valorar y decidir sobre cualquier cuestión educativa, tanto al docente como al alumno, el clima de clase mejorar de manera exponencial creándose un ambiente de enseñanza-aprendizaje más agradable y compentente. A partir de la genaración de este clima en el aula se van creando lazos de compromiso con los alumnos, las familias, otros docentos e incluso el ayuntamiento, lo que crea una COMUNIDAD EDUCATIVA.
Buenos días, he revisado el informe de TALIS 2013 que salió en septiembre 2014. Como dicen mis colegas, que están sorprendidos sobre los resultados, yo también estoy sorprendido de los resultados. No me cuadran, además de que los resultados no son consecuentes con lo que vemos a diario en nuestras aulas. El estudio realizado en 2007 y que se publico en 2009 es mucho mas diáfano.
De todas las evaluaciones externas, la de TALIS creo que es la menos acertada de todas. La cantidad de información recogida es tan SUBJETIVA y ingente que lo único que puede derivarse de esa perplejidad por parte de mis colegas es que los datos no son fiables o no se interpretan como corresponde. Porque el profesor sabe muy bien como se deberían hacer las cosas para que las cosas funcionaran, es decir para que nuestros alumnos obtuvieran un nivel aceptable.
Mi primer análisis es para la función directiva. ¿Los directores tienen que ser los lideres pedagógicos?. La función directiva en España no ha sido nunca una profesión, ha sido un cargo eventual, como jefe de estudios, como secretario, como tutor de ciclo, como jefe de departamento; con más o menos compensación de emolumentos pero en el fondo un cargo, con más poder que otros, pero un cargo. Por tanto no veo yo que un director de centro sea un líder pedagógico. Desconozco la función directiva en los otros países. En donde yo trabajo los directores se fraguaron en la época 1980 hasta la instauración de la LOGSE a la luz de esta Ley, y aún siguen en el candelero. Ellos mismos ceden su silla a los nuevos directores que entran si son de la misma cuerda. Desconozco los otros sitios. Se ha demostrado que su ley ha sido la causante de todo este desbarajuste y despropósito pero ellos siguen insistiendo, antes en primera linea y ahora en segunda linea que todavía es peor. Causa pavor oírles hablar de su pedagogía. Ahora les toca vivir una época en que el ejecutivo ha dictado una ley y ellos no la quieren asumir, por eso tanta manifestación, tanta asamblea y tanta huelga. ¿Y estas personas son los líderes pedagógicos?. Para mí no. Yo no les preguntaría nada. Mienten.
Bueno, ahora pasemos a ver las conclusiones del informe 2007.
En España y en los países europeos hay unos 21 alumnos por clase.
LA OCDE tiene 23,5 alumnos por aula. Bueno, ¿ya tienen claro que bajar las ratios no es calidad de enseñanza?
El apoyo administrativo al profesorado es en España similar a la media OCDE, pero el pedagógico es inferior.
¿Que se comprende por apoyo pedagógico, que titulación debe tener esa figura? ¿Debe ser apoyo pedagógico en la materia?. Me interesaría mucho ver a alguien con ese perfil; nunca he visto a nadie con el perfil de mi asignatura.
La autonomía de directores y centros con respecto al profesorado es muy escasa en España. Los directores y los centros educativos españoles disponen de una escasa autonomía para seleccionar a su profesorado.
Es lo que están persiguiendo ellos, que los hagan perpetuos y poder elegir a sus colegas, de la cuerda. Eso seria la puntilla final, de esta pasaríamos a la historia.
Todos los profesores españoles han participado en actividades de formación en los 18 meses anteriores al estudio
Somos los que mas de toda la OCDE, de lo que se debe deducir que la formación recibida no es lo bastante adecuada para sus objetivos. En esto no incluyo los cursos del INTEF, que como puede verse nos hacen trabajar y nos dan mucha información. Muchas gracias.
Bueno, ya no me extiendo más.
Hola:
Como docente me siento identificada con varios puntos de este artículo. El reconocimiento social a nuestra labor es algo más que necesario sea el país que sea. Creo que son pocos los países en los que ser docente sea una profesión de éxito. Por ejemplo, en El Salvador, hasta hace unos años cuando alguien se quedaba en el paro solían decirle «aunque sea de profesor deberías trabajar», con esa frase creo que se sobreentiende lo que quiero expresar.
Otro punto en contra a nuestra profesión es lo referente a salarios. Nuestro trabajo no termina en el aula, como la mayoría de profesiones, nosotros nos llevamos buena parte del trabajo a nuestra casa y no importa que nuestro pago sea por horas clases.
Espero que algún día no solo nos pidan mayor capacidad para hacer nuestro trabajo sino que nos incentiven, nos valoren como personas y profesionales y que no sea cualquier padre o responsable familiar el que pueda ponernos en la calle, porque en estas sociedades vale más lo que dicen los demás que nuestra propia defensa.
Hola:
Como docente me siento identificada con varios puntos de este artículo. El reconocimiento social a nuestra labor es algo más que necesario sea el país que sea. Creo que son pocos los países en los que ser docente es una profesión de éxito. Por ejemplo, en El Salvador, hasta hace unos años cuando alguien se quedaba en el paro solían decirle «aunque sea de profesor deberías trabajar», con esa frase creo que se sobreentiende lo que quiero expresar.
Otro punto en contra, a nuestra profesión, es lo referente a salarios. Nuestro trabajo no termina en el aula, como la mayoría de profesiones, nosotros nos llevamos buena parte del trabajo a nuestra casa y no importa que nuestro pago sea por horas clases.
Espero que algún día no solo nos pidan mayor capacidad y dedicación para hacer nuestro trabajo sino que nos incentiven, nos valoren como personas y profesionales y que no sea cualquier padre o responsable familiar el que pueda ponernos en la calle, porque en estas sociedades vale más lo que dicen los demás que nuestra propia defensa.
Querida Elena. Lo primero de todo, muchas gracias por tus comentarios. Conocer de primera mano cómo de satisfactorio es el trabajo del docente en su centro educativo y en diferentes situaciones como las que nos has descrito, es realmente útil.
Como complemento al tema tratado, nos gustaría remitirte a este enlace, donde puedes acceder a toda la información sobre el estudio. Además, los boletines son un recurso muy atractivo, en cuatro páginas, se recogen las principales conclusiones, de manera muy gráfica: http://www.mecd.gob.es/inee/Ultimos_informes/TALIS-2013.html
En 2013 en el estudio TALIS participaron alrededor de 106.000 profesores representando a más de 4 millones de docentes de 33 países. En España 3.339 profesores y 192 directores de 192 centros educativos han completado los cuestionarios de TALIS.
Recuerda que estamos a tu disposición para cualquier duda que pueda surgir.
Saludos
Me llama la atención la siguiente frase: El tamaño de la clase no es uno de los factores que puedan influir negativamente en la satisfacción laboral del profesorado. Y personalmente no estoy de acuerdo.
He trabajado con clases numerosas sin y con alto porcentaje de alumnado con problemas de conducta y con clases poco numerosas sin y con alto porcentaje de este mismo alumnado. Para mí las diferencias son evidentes, así como los resultados son claros. En grupos con alto nivel disruptivo es más importante tratar de solventar problemas básicos como son el respeto y el diálogo antes que intentar seguir el los contenidos del currículo a rajatabla, los cuales suelen ser poco motivadores para este tipo de grupos.
Respecto a grupos menos disruptivos he apreciado como en aquellos que son numerosos la calidad de la enseñanza disminuye debido a la dificultad de poder atenderlos a todos de una manera más individualizada. Me ha hecho sentir impotencia el no poder explotar mucho mejor sus capacidades.
Por otro lado, si que he disfrutado con estos grupos poco numerosos, donde hemos podido trabajar profundizando en la materia, investigando, realizando proyectos y en general, disfrutando del aprendizaje. Y en donde es posible atender las características individuales, haciendome sentir realizado como docente.
Ojo, el conseguir que un alumno/a disruptivo al final de curso o de etapa sea capaz de sentarse y mantener un debate con el resto de la clase y con los profesores también me hace sentir realizado.
Buenos días Antonio. Lo primero de todo, muchas gracias por tus comentarios. Conocer de primera mano cómo de satisfactorio es el trabajo del docente en su centro educativo y en diferentes situaciones como las que nos has descrito, es realmente útil.
Como complemento al tema tratado, nos gustaría remitirte a este enlace, donde puedes acceder a toda la información sobre el estudio. Además, los boletines son un recurso muy atractivo, en cuatro páginas, se recogen las principales conclusiones, de manera muy gráfica: http://www.mecd.gob.es/inee/Ultimos_informes/TALIS-2013.html
En 2013 en el estudio TALIS participaron alrededor de 106.000 profesores representando a más de 4 millones de docentes de 33 países. En España 3.339 profesores y 192 directores de 192 centros educativos han completado los cuestionarios de TALIS.
Recuerda que estamos a tu disposición para cualquier duda que pueda surgir.
Un cordial saludo.
Qué interesante comprobar que los problemas y las perspectivas son similares entre profesores de muchos sitios.
Esta profesión tiene mucho de vocación, y quizá eso explique aparentes contradicciones.
Buscamos un reconocimiento que estoy de acuerdo que no siempre se da. Me pregunto a veces si por ego o por entender que mejoraría lo que hacemos. Espero que sea por lo segundo.
Es una de las tónicas generales en la Educación. La mayoría de los docentes están satisfechos con el trabajo que realizan, pero al no ser valorado por la Comunidad Educativa la tarea docente se hace muy ardua.
La educación debería ser uno de los pilares mas fuertes de la sociedad, para tener cuidadanos responsables, criticos y autónomos.
Sin un reconocimietno social, se producen distorsiones en el ambiente escolar, la disciplina y el respeto mutuo se convierten en piedras de toque en contra del aprendizaje, tal y como se va reflejando en los cuestionarios de contexto.
Esperemos , que poco a poco, las distintas administraciones educativas y la sociedad en general, doten al profesorado de las herremientas necesarias que dignifiquen su profesión.
Aunque mi experiencia laboral como docente es corta y se restringe al nivel de primaria, he podido observar que en los debates que con tanta frecuencia se producen entre compañeros en los centros docentes, ya sean sobre la reforma educativa en general o particularmente sobre la mejora de la calidad docente y del rendimiento académico, en muy raras ocasiones aparece un tema tan importante como es el relacionado con la satisfacción de los profesores y con la sensación que estos perciben sobre cómo son valorados con respecto a su trabajo; sin embargo, todos estamos convencidos de la fuerte incidencia que estas circunstancias tienen sobre el rendimiento del profesorado y, por tanto, en la calidad de la educación, ya que si las personas más directamente responsables de la misma no se sienten razonablemente satisfechos y debidamente valorados, difícilmente va a mejorar la calidad de la enseñanza ni el aprendizaje de los alumnos.
Por estas razones, las aportaciones de este estudio me parecen de capital importancia tanto por el interés de las conclusiones a las que se llega como por las recomendaciones que en el mismo se hacen. Entre las conclusiones, me gustaría destacar la que se refiere al alto grado de correlación existente entre la percepción de los profesores que disfrutan de un buen reconocimiento social de su profesión y la proporción de alumnos con un alto rendimiento académico, puesto que queda así demostrado que un profesorado que se siente socialmente bien reconocido mejora su trabajo y optimiza el rendimiento de sus alumnos. De igual manera, entre las recomendaciones, también habría que destacar, por su especial interés, aquellas que vienen a confirmar, científicamente, lo que la experiencia como docentes ya nos venía dando a conocer, entre las cuales se encuentran, en primer lugar la que afirma que los niveles de satisfacción laboral son menores cuando se enseña en aulas con un porcentaje excesivo de alumnado con problemas de comportamiento, en segundo lugar la que sostiene que los profesores tienden a sentirse más felices cuando se les da voz en la toma de decisiones de sus centros y cuando reciben evaluaciones constructivas, y, en tercer lugar la que sostiene que es necesario ofrecer evaluación y retroalimentación a los profesores en pro de mejorar su satisfacción laboral. En todos los casos, se trata de unas recomendaciones que deberían ser tenidas muy en cuenta en todo momento tanto por los responsables más directos de la política educativa como por los equipos directivos de los centros, puesto que, como queda demostrado, constituyen importantes ayudas al profesorado para mejorar su labor docente.
Sin lugar a dudas, un interesante estudio que arroja conclusiones dignas de nuestra reflexión. Ya sabemos aquello de «ningún sistema educativo es mejor que la calidad de sus docentes». Por ello, una de las claves para conseguir que el sistema se oriente a la mejora continua, además de la evaluación sistemática, independiente y rigurosa del sistema, es la adopción de mejoras que aumenten la satisfacción y el compromiso de los que trabajamos en la Educación, máxime de los que trabajamos contribuyendo a dicha mejora. Recientemente se abrió esa «caja de Pandora», con el Libro Blanco del profesor Marina. Un asunto muy polémico, desde luego, el tema de las «gratificaciones» económicas ligadas a los resultados, con muchas preguntas que responder antes de ponerlo en marcha: ¿qué estándares, quién los decide, quién los supervisa, …? Pero es indudable, al menos desde mi punto de vista, que el «café para todos» no es una solución coherente, ni el sistema de trienios y sexenios en base a cursos que en la mayor parte de los casos no tienen impacto alguno en el aula. Recompensar al que consigue resultados de la misma forma que al que se limita a fichar como si de un «controlador de parquímetros» se tratara no parece lógico. De hecho, incluso estos controladores reciben incentivos por su especial dedicación. Cierto es que es un tema complejo y espinoso, que no todos los entornos ni todos los centros son iguales, y que no todos favorecen igualmente esos resultados excelentes que añoramos. Pero, obviamente, ese también es un factor que habría que tener en cuenta.
Por otra parte, se nos llena la boca regalando los oídos a docentes y directivos, prometiéndoles que sus servicios serán pagados con el acceso a mejores puestos (de docente a director, de director a inspector,…) pero sabemos bien que los principios de igualdad, mérito y capacidad pasan a un segundo plano mientras el poder político, corrupto en algunos casos, tenga la capacidad de tomar la decisión de quiénes «merecen» determinados puestos nombrándolos de forma discrecional, haciéndolos a su medida, nombrando tribunales afines, valorando de forma subjetiva los proyectos que se exigen,…
Al final, el propio sistema favorece la mediocridad y la falta de compromiso. Y mientras eso siga así, y no se premie a los mejores, ni se tomen medidas con los profesionales que no cumplen sus funciones, poco se puede esperar.
Siento ser tan agorero, pero desgraciadamente sé de lo que hablo por experiencia propia.
Respecto al análisis del grado de satisfacción docente, siempre echo en falta que se tenga en cuenta el grado de rotación de docentes tan grande que hay en Secundaria. Yo conozco la situación de la Comunidad de Madrid y el número de docentes interinos o en expectativa de destino es enorme. No voy a entrar a valorar los efectos que esto tiene en la vida personal de cada uno.
Sólo teniendo en cuenta a aquellos interinos que obtienen vacantes de curso completo y a los expectativas de destino, e independientemente de factores como el reconocimiento social, la composición o número de alumnos en el aula así como que el centro sea o no catalogado como de de dificil desempeño o de «especial dificultad», creo que la incertidumbre en cuanto al destino de trabajo para el curso siguiente hace que se pierda gran parte del trabajo realizado por los docentes (en detrimento tanto de alumnos, departamentos, centros y docentes) y que ello sume no sólo en su grado de insatisfacción sino en la mejora de resultados global.
De acuerdo con el informe los factores que los profesores encuentran más negativos son: la masificación de las aulas y gran cantidad de tareas administrativas relacionadas con la evaluación. Sin embargo, no se hace mención al estado de las aulas ni del material que se dispone, que considero muy importante para crear un buen ambiente de trabajo. Muchos de los centros tienen deficiencias estructurales y las aulas no están del todo acondicionadas para dar clases ( faltan sillas, mesas; se filtra el agua cuando llueve, etc). Dichas mejoras supondrían algo muy beneficioso para el desarrollo docente y ayudaría a los alumnos a sentirse más cómodos.
Por otro lado, encuentro curioso que la mayoría del profesorado observe tantos aspectos positivos y que no se detallen en el informe.
También me ha resultado muy interesante ver cómo en otros países la profesión de profesor está muy bien valorada mientras que en España está por debajo de la media de la OCDE. Lo que me lleva a pensar que en esos países los profesores además de tener algunos incentivos tendrán un reconocimiento por parte de la sociedad.