¿Realmente conocemos a los estudiantes que ingresan en la universidad?

El modelo educativo universitario emergente en la convergencia europea implica un cambio cultural para profesores y estudiantes donde ambos tienen que asumir un nuevo papel: el profesor se convierte en el responsable de que el estudiante sea el centro del proceso formativo.

La entrada en la universidad es un momento crítico para los estudiantes, profesores y la institución. Comprender la complejidad de perfil del estudiante al comienzo de su vida universitaria es un elemento clave para afrontar el reto de su futuro académico, personal y profesional.

¿Qué tipo de alumnos se forman en la enseñanza obligatoria?, ¿de qué manera organizan su trabajo los estudiantes que llegan a la universidad? y en resumen, ¿realmente conocemos a los estudiantes que ingresan en la Universidad?. Éstas son preguntas relevantes para una organización ajustada del entorno formativo de nuestras universidades.

En el contexto universitario español no existe una tradición consolidada en la práctica de un modelo educativo centrado en el estudiante. Nuestro trabajo trata de ofrecer una idea que ayude a dar respuesta a estas inquietudes.

Este estudio se concreta en el análisis de los patrones de aprendizaje que presentan estudiantes de nuevo acceso a la Universidad Rovira y Virgili (2006-07). Para este análisis se utilizó un instrumento denominado “Inventario de Conexiones de Aprendizaje” basado en el modelo de aprendizaje interactivo de Christine Johnston que establece que cada persona tiene un perfil de aprendizaje generado de forma interactiva por 4 patrones:

  • secuencial: se organizan cuidadosamente y desarrollan lo planificado paso a paso,
  • precisión: necesitan desarrollar tareas teniendo y proporcionando información exhaustiva y detallada,
  • técnico: tareas de carácter práctico, manipulativo y con relevancia en la realidad,
  • confluente: afrontan tareas de forma poco convencional y creativa sin temor a errar.

A partir de los resultados, se puede decir con carácter general que los estudiantes que acceden a la Universidad han construido una relación con el proceso de aprendizaje muy dependiente de la acción del profesor. Tienden a desarrollar un trabajo académico muy dirigido caracterizado por estar pautado de manera secuencial, con una gran preocupación por la reproducción de contenidos. De alguna manera se penalizan las formas poco convencionales y más creativas de aproximarse a los procesos de aprendizaje, siendo estas formas seguramente la tendencia natural de algunos estudiantes.

Fruto del análisis realizado emergen algunos resultados que dan cuenta sobre algunas diferencias entre estudiantes en función del género y el ámbito académico. Estas diferencias son significativas en ocasiones referidas a los patrones de aprendizaje técnico y secuencial.

Este trabajo pretende propiciar líneas de trabajo alrededor de ideas como las siguientes:

  • La importancia de realizar un diagnóstico que favorezca o facilite el aprendizaje y la docencia desde la intencionalidad educativa, es decir, que estudiantes, profesores e institución desarrollen su actividad académica de acuerdo con una estrategia en términos de eficiencia.
  • La preocupación institucional por los estudiantes desde el inicio de su andadura en la universidad habla de su compromiso con un modelo en el que el estudiante es el centro de proceso formativo.

José María Cela-Ranilla
Mercè Gisbert Cervera

Universidad Rovira i Virgili. Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología. Departamento de Pedagogía, Tarragona, España

Puede leer el artículo completo en la Revista de Educación.

Imagen de cabecera: «Estudiando«. Autor: Dani Campoy, bajo licencia CC 2.0.

Sobre el autor

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) es el organismo del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes responsable de la evaluación del sistema educativo español.