Hacer novillos, pelarse las clases, hacer pellas… La expresión concreta puede cambiar con el paso del tiempo y variar entre territorios, pero el problema es siempre el mismo. Muchos estudiantes no faltan nunca a clase, pero otros faltan algunas veces y los hay que lo hacen muy a menudo. En España, parece pasar más que en otros países desarrollados. ¿Tiene eso alguna importancia? ¿Hay diferencias entre comunidades autónomas? ¿Qué efectos tiene en el rendimiento educativo? PISA 2012 permite abordar todas esas cuestiones.
Los resultados de PISA 2012 muestran que faltar a clase se asocia negativamente con el rendimiento educativo. Pero esta conclusión tiene diferentes matices, que referidos a los resultados por comunidades autónomas, se recogen en el primer boletín EducaINEE especial autonomías titulado Hacer novillos y PISA 2012: el caso de las CC.AA. españolas.
Esta nueva serie “especial autonomías” tiene por objetivo presentar los resultados de los informes de evaluación en España desglosando los datos por comunidades autónomas. En este primer número se analizan los efectos de las faltas a clase y de puntualidad en el rendimiento de los alumnos.
En España, existen diferencias de hasta 15 puntos entre las comunidades autónomas participantes en PISA respecto a los datos que proporcionan alumnos sobre si han llegado tarde a clase o han faltado a alguna clase sin autorización.
Los resultados PISA ponen de manifiesto que en España el 28 % de los alumnos manifiesta haber faltado algún día a clase, mientras que en la OCDE, este porcentaje es del 15%. Solo País Vasco y Galicia consiguen mejorar los porcentajes de la OCDE.
Estos datos sobre faltar a clase o llegar tarde, como no podría ser de otra manera, afectan al rendimiento:
Los estudiantes que llegan tarde a clase obtienen peores resultados que los que no lo hacen; las diferencias en el rendimiento pueden alcanzar 49 puntos, lo que equivale a más de un año de escolarización.
Pero los efectos son aún mucho mayores cuando hablamos de faltar días enteros a clase, con diferencias, en algunas comunidades, de hasta 80 puntos, equivalentes a dos años de escolarización.
Los resultados pueden no sorprendernos, por parecer a previsibles, pero PISA 2012 refleja también que las faltas de asistencia pueden afectar a los compañeros de los que llegan tarde o faltan con frecuencia a clase: Cuanto más elevado es el porcentaje de alumnos que faltan días enteros de clase, menor tiende a ser la puntuación de los alumnos que no faltan nunca.
Así podemos afirmar que trabajar para evitar las faltas a clase y mejorar la puntualidad es uno de los retos que tenemos delante para mejorar los resultados de nuestro sistema educativo.
Imagen de cabecera de Juan Carlos Mejía
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Estos resultados que recoge el informe PISA no hacen más que confirmar lo que ya sabíamos y padecemos los docentes en nuestras aulas, especialmente en ESO. En muchos centros, los primeros diez o quince minutos de clase se dedican a comprobar qué alumnos han faltado para llevar un control del absentismo. Y este absentismo no es solo negativo o perjudicial para el aprendizaje de los alumnos que se abstienen voluntariamente de acudir al centro educativo, sino que perjudica claramente el desarrollo normal del aula y, por consiguiente, a aquellos alumnos que sí están interesados en acudir. Además del presumible retraso acumulado en aquellas aulas y centros donde existe un alto grado de absentismo, esta costumbre supone un mal ejemplo, ya que los alumnos tienen la sensación de que los colegios e institutos son lugares donde uno puede decidir ir o faltar injustificadamente según su propia voluntad.
Por otra parte, existe un claro fracaso en cuanto a las medidas municipales y nacionales para acabar con esta lacra del absentismo. En muchos casos, no existen medidas motivadoras, y las medidas sancionadoras que recogen los reglamentos internos y las propias leyes, no se aplican. Según los datos, el 28% de los alumnos españoles reconoce ausentarse de manera injustificada al menos uno o dos días, mientras que un 34% son impuntuales. Además, el absentismo es mayor en los estudiantes procedentes de un entorno socio-económico desfavorable, lo que demuestra otro dato de la OCDE donde se señala que aquellos alumnos cuyo entorno no comparte los valores de la escuela terminan por alejarse de ésta.
Finalmente, cabría decir que muchos datos que recoge PISA ponen de manifiesto que el problema educativo en España no solo se encuentra en las escuelas o institutos -que también-, sino en el entorno, ya que la valoración que se da a la educación es muy baja, la familia media española posee un nivel cultural bajo (la media de libros en las casas es sobrecogedoramente ridículo) y un alto número de inmigrantes y alumnos de minorías étnicas -sobre un 80%- no termina el bachillerato.
Muchas gracias por este comentario tan documentado. Estamos de acuerdo con usted en que el problema educativo no está simplemente en los centros, es algo que va más allá, abarca a toda la sociedad.
Este hecho confirma muchas de las realidades que los docentes llevamos viendo desde hace años.
– El fracaso escolar es un problema que no solo se resuelve dentro del aula. Como han afirmado otros teóricos con anterioridad, para educar a un niño se necesita a toda la tribu. En el caso del absentismo, se debe actuar desde varios ámbitos: desde la familia, fomentando la utilidad de la educación en los hijos hasta edades superiores y con una buena comunicación y contacto regular con el centro educativo; desde los servicios sociales y otros ámbitos asistenciales y de apoyo, se debe ayudar y asesorar a las familias; desde los centros, con un control más estricto e inmediato de las faltas de asistencia y una comunicación instantanea a las familias. Debe fomentarse además la dotación de recursos «extraordinarios» en aquellas zonas o centros dónde el absentismo sea superior, con más profesorado de apoyo educativo y medidas para los alumnos con problemas de aprendizaje, que son los que muchas veces comienzan a faltar a las clases cuando su desfase académico se hace insuperable.
El asesoramiento y apoyo al propio alumnado a y a las familias es fundamental para crear tanto sentimientos de pertenencia a esa «tribu» que menciona, como para prevenir el absentismo y abordarlo. Muchas gracias por su comentario.
El absentismo escolar debe abordarse de manera diferente, según si las causas son de origen familiar, escolar o social. El profesor o tutor es el primero que suele detectarlo, y suele erradicarse en la primera etapa. Hay casos más graves, donde deben intervenir los Servicios Sociales. Considero que en la gran mayoría de los casos, las faltas de asistencia se producen porque hay una especie de consenso social u opinión general de que «no pasa nada» por llegar tarde a los sitios -colegio e instituto incluidos-; ahí radica el problema, en convencernos de que la impuntualidad es mucho más que una falta de respeto y tiene consecuencias negativas en todos los ámbitos de la vida.
Es cierto que a veces ese «no pasa nada» por llegar un poco tarde es el preludio de lo que posteriormente se va a convertir en un problema más grave y esas consecuencias negativas no son sólo para quien lo hace, también las pagan las personas que le rodean. Muchas gracias por el comentario.
una vez publicados dichos resultados, lo cual me parece un paso muy importante, lo siguiente sería analizar las causas y buscarles solución, o al menos intentarlo
Totalmente de acuerdo. ¿Cuál es el motivo por el que esos estudiantes no asisten a clase? Lo cierto es que parece ser un problema generalizado en este país y especialmente en algunas comunidades como Andalucía, Extremadura o Murcia, donde además se obtienen las puntuaciones más bajas según los datos que nos muestra el artículo.
Los retrasos en la llegada de los estudiantes al aula así como las faltas de asistencia es casi el pan nuestro de cada día de los docentes, particularmente en la etapa de la ESO. Tal y como se apuntaba en alguno de los comentarios anteriores, en aquellas aulas/grupos donde se observa una mayor incidencia respecto a las faltas de puntualidad y asistencia, se pierde muchísimo más tiempo pasando lista para luego comunicar las faltas, estar pendientes un buen rato para los que llegan tarde…todo ello ocasionan continuos cortes e interrupciones en el desarrollo de la clase que no hace sino perder el hilo a quienes por el contrario llegan con puntualidad cada día y están interesados en aprender, además de favorecer el riesgo de que esa dejadez y falta de motivación e interés por parte de estos alumnos que faltan o llegan tarde, contagien a los demás. Por un motivo u otro se hace evidente y justificado que en aquellas clases donde se observa un mayor absentismo los resultados académicos del resto del grupo sean peores; teniendo en cuenta que además, debido a esa pérdida de tiempo e interrupciones que ocasionan los absentistas, el nivel del grupo empeora, cosa que ya en el presente curso es lo suficientemente grave, pero que se acentuará más a medida que vayan pasando de nivel y arrastrando esas diferencias.
Por todo ello considero que es fundamental que desde casa y desde el sistema educativo se forme al niño en los valores de la responsabilidad, esfuerzo, hábitos de estudio, etc y desde los poderes Administrativos y de los Gobiernos de los países se doten de más recursos humanos y económicos a aquellos centros que presenten esta problemática en mayor grado.
Ánimo
Hola María Jesús, muchas gracias por tu aportación en este post. En ningún caso se debería llegar a que el nivel del grupo empeorara por culpa de las interrupciones habituales/pérdida de tiempo por parte de los absentistas. Estamos de acuerdo con que hay que empezar de forma temprana a educar a los alumnos para la responsabilidad, entre otras. Un saludo
Resulta obvio que las faltas de asistencia o puntualidad influyen en el rendimiento del alumno implicado. Sorprende más quizá analizar la influencia que ello ejerce en el resto de la clase, sin que por ello deje de ser lógico, ya que el tiempo extra que el profesor deberá dedicar para poner «al día» a los más rezagados por este motivo, a organizar la clase al ser interumpida por los más tardíos, etc ….es tiempo que se podría emplear en profundizar más en la materia, actividades de experimentación, debates…
Mi experiencia como Técnico de Servicios a la Comunidad me demuestra que, entre otras medidas, una buena política de centro ejerciendo un control positivo, interesándose por lo que hay en el trasfondo de cada caso, cada situación familiar y coordinando el trabajo con los servicios sociales de la zona, ayuda a mejorar sustancialmente el absentismo.
Hola Carmen. Muchas gracias por tu aportación a estas conclusiones que nos parecen evidentes a todos, pero se demuestran de forma empírica con este estudio parcial con las bases de datos de PISA.
El absentismo escolar debe abordarse de manera diferente según si las causas son de origen familiar, escolar o social. El profesor o tutor es el primero en detectarlo, y suele erradicarse en la primera etapa, tras ponerse en contacto con los padres. Hay casos más graves, donde deben intervenir los Servicios Sociales de la localidad o de la Comunidad Autónoma.
Considero que en la gran mayoría de las ocasiones las faltas de asistencia se producen porque hay una especie de consenso general de que «no pasa nada» por llegar tarde, o no aparecer. Creo que ahí radica una de las soluciones, en comprender que la no asistencia a clase o la impuntualidad no son sólo faltas de respeto o de educación, sino que acarrean consecuencias negativas en el rendimiento y resultados académicos.
El absentismo escolar es una alarma que nos avisa de que algo no est yendo bien. No es de extrañar que los estudiantes con el índice más alto de absentismo escolar, tenga calificaciones más bajas, así como otro tipo de problemas.
Los estudiantes que se ausentan o no asisten a la escuela de forma habitual, tienen mayor riesgo de involucrarse en actividades ilícitas o inapropiadas.
Además de las consecuencias directamente relacionadas con el alumno en cuestión, están aquellas que deriva este tipo de comportamiento.
En este sentido, el desarrollo de valores en nuestros alumnos tan importantes como la responsabilidad juega un papel muy importante. La concienciación y el trabajo en equipo familia-centro, es crucial para el buen desenlace de este tipo de problemas.
Los alumnos deben saber por qué es tan importante llegar a tiempo y asistir a clase.
Solo hace falta leer el título, para pensar “¡Por supuesto!”
No hablamos de las faltas aisladas sino de aquellos alumnos que se ausentan o llegan tarde constantemente. La culpabilidad del asunto la vamos a dejar a un lado pues no concierne a este estudio y vamos a centrarnos en lo que supone esa situación para el alumno dentro del centro escolar.
Llegar tarde, faltar… forma parte de una vida desorganizada, de una falta de rutina y ellos, al igual que los adultos, lo notan. Si llegan tarde, llegan desorientados y, hasta que logran situarse, ha pasado un buen rato y la actividad, la rutina o incluso asignatura ya ha cambiado y susodicho ha perdido información que puede ser importante para el aprendizaje de determinados conceptos. Multipliquemos esto por 10 en el caso de las ausencias.
A todo esto, cabe añadir que los alumnos, por pequeños que sean, notan que son ellos los que “siempre” llegan tarde. ¡Oh! ¿Qué no lo notan por sí solos? Pues ahí estamos los compañeros y maestros para hacérselo saber. Entonces aparecen los “¡Ya llegas tarde otra vez!” o “¿Te has vuelto a dormir?” o los encantadores susurros de los compañeros “…la maestra ha dicho que no puede ser, te va a caer una buena…”. Todos desde el cariño.
Todo esto afecta a la estabilidad emocional del alumno que, ligado a los motivos por los que llega tarde, son completamente perjudiciales ya no para obtener buenos resultados (que también), sino para su aprendizaje en general.
Para mi aquí el problema es el conjunto de alumnos desmotivados, que no tienen interés en estudiar y que en consecuencia faltan y en muchas ocasiones son disruptivos.
Evidentemente esta actitud disruptiva dificultará el progreso de los compañeros.
Además es posible que los compañeros del alumnado que falta más pueda tener un menor índice socio-económico y cultural, lo cual también sería un motivo para tener peor rendimiento.
Por tanto la solución al problema no es tan simple como reducir el absentismo y supone una acción integral en los centros y en el sistema educativo para dar respuesta a los alumnos que se descuelgan del sistema.
El absentismo es un problema serio en algunas CCAA y se cree que es debido a que las familias dan poco valor a la educación. ¿Cómo implicar a las familias para que se preocupen de que los hijos vayan a clase?
¿Una motivación económica funcionaría? Por ejemplo, las familias con niños absentistas pagan más impuestos, más IRPF. ¿Puede penalizar el Estado con impuestos a las familias que tengan niños absentistas?