¿Por qué existe un desequilibrio en la proporción de hombres y mujeres en la docencia?

Una proporción de género equilibrada entre el profesorado expone al alumnado a modelos masculinos y femeninos y contribuye a crear un entorno de clase diverso. Sin embargo, los desequilibrios de género persisten en la profesión docente. De media en los países de la OCDE, el 70 % del profesorado es femenino, con diferencias notables entre los distintos niveles educativos. El porcentaje de docentes mujeres es más alto en la etapa de educación primaria y disminuye a medida que aumenta el nivel de educación. En esa línea, la proporción de mujeres es ligeramente inferior a la de los hombres entre el profesorado únicamente en la educación superior. En 2019, el 84 % del profesorado de educación primaria eran mujeres, siendo el 64 % en educación secundaria y el 44 % en educación superior.

Figura 1: Porcentaje de docentes mujeres en cada nivel educativo (2019)

Fuente: OCDE (2021). Education at a glance. Tabla D5.1

Entre los países que componen la OCDE existen diferencias significativas en la proporción de mujeres en la docencia en cada nivel educativo. En educación primaria, Japón y Turquía presentan un porcentaje del 64 %, mientras que, en el otro extremo, Lituania alcanza el 97 %. En cuanto a la educación superior, el porcentaje de docentes mujeres es superior al de hombres en tan solo 4 de los 36 países con información disponible: Finlandia, Letonia, Lituania y Nueva Zelanda. En Japón, por el contrario, las mujeres representan únicamente el 28 % del profesorado.

En España, el porcentaje de maestras en la educación primaria es del 77 %, mientras que en la educación secundaria el porcentaje de profesoras alcanza el 56 %. Por último, en la educación terciaria el porcentaje de docentes mujeres es como en la media de los países OCDE (44 %).

No existe un solo motivo por el que hay más mujeres que hombres en la docencia en enseñanzas no universitarias. Este hecho se debe a diversos factores.

En primer lugar, todavía persisten algunos estereotipos de género. Aunque con menor preponderancia que hace unas décadas, la enseñanza se suele considerar un trabajo destinado a las mujeres. Históricamente, la enseñanza ha sido una de las pocas profesiones cualificadas a las que han tenido acceso porque se ajustaba al estereotipo tradicional de las tareas de cuidados asociados a la mujer.

Otro motivo por el que las mujeres deciden realizar esta carrera profesional es que la oferta de trabajo es muy atractiva para las madres trabajadoras. A este respecto, ofrece una flexibilidad para compatibilizar la vida laboral y la vida familiar. En 24 de los 31 países de la OCDE, el profesorado de la primera etapa de educación secundaria puede pasar fuera del centro educativo parte del tiempo de su jornada de trabajo que no se corresponda con la enseñanza directa.

En España, el profesorado enseña 869 horas al año en educación infantil, 871 horas al año en el nivel de primaria y 669 horas al año en los niveles de primera y segunda etapa de secundaria. En general, el profesorado de estas etapas educativas tiene que estar en el centro educativo 1140 horas anuales del total de 1425 horas estimadas de trabajo anual.

La enseñanza también puede realizarse como trabajo a tiempo parcial, lo que puede facilitar la conciliación familiar y laboral. De los países de la OCDE, uno de cada cinco profesores en la primera etapa de educación secundaria está contratado a tiempo parcial. A su vez, el porcentaje de mujeres trabajadoras contratadas a tiempo parcial es 4 puntos mayor que el porcentaje de hombres, lo que indica que esta opción es más popular entre las mujeres.

Las diferencias entre hombres y mujeres en los niveles salariales relativos son otro factor que contribuye al desequilibrio de género en la docencia. Esta es una de las pocas profesiones donde la mujer no sufre discriminación.

Sin embargo, la ausencia de discriminación salarial en la enseñanza implica que otros trabajos, no relacionados con este ámbito, serán económicamente más atractivos para los hombres que para las mujeres. Los hombres ganan de media en la docencia un 20 % menos que en otras profesiones que requieren un nivel educativo similar. En cambio, las mujeres ganan de media un 3 % más que en otros empleos del mismo nivel de educación, donde suelen sufrir una discriminación salarial. Por tanto, la brecha salarial en sectores distintos a la educación también tiene implicaciones negativas para el equilibrio de género en la profesión docente. Al ser menos atractiva económicamente para los hombres que para las mujeres, ellos tienen menos incentivos para convertirse en docentes.

Reconocer la contribución del profesorado a la sociedad podría atraer más talento, independientemente de su género

La información del estudio TALIS 2018 de la OCDE revela un amplio desencanto entre el profesorado en relación a la percepción de la enseñanza por parte de la sociedad. Únicamente uno de cada cuatro docentes en la media de los países de la OCDE considera que su profesión es valorada por la sociedad. Esto contribuye a la dificultad de contratar y mantener al profesorado. El informe también destaca que uno de cada tres docentes cree que hubiera sido mejor escoger una profesión que no fuera la enseñanza. Además, un 14,1 % del profesorado de 50 años o menos admitió su intención de abandonar la enseñanza en los próximos 5 años. En este caso, no hay diferencias importantes entre hombres y mujeres. Sin embargo, la tasa de abandono, que mide el porcentaje de profesorado que abandona para siempre esta profesión, es menor en las mujeres (en educación primaria y secundaria) que en los hombres en 11 de los 15 países de la OCDE con datos disponibles.

Incrementar el reconocimiento de la contribución que tiene el profesorado para la sociedad podría atraer más talento a la docencia. Existen diversas estrategias para lograrlo, aparte de una compensación adecuada (aunque esta sea la manera más obvia). Otros mecanismos importantes son el reconocimiento público tanto por las largas horas de trabajo fuera de las horas de enseñanza como por el ambiente tan complicado al que se suelen enfrentar. Ofrecer los medios para que puedan hacer bien su trabajo, como clases bien equipadas, es otra buena manera de reconocer su labor y motivar al profesorado.

Todas estas medidas son importantes en sí mismas y se deberían implementar sin tener en consideración el género. Sin embargo, tienen la ventaja añadida de que, al ayudar a atraer a las personas más cualificadas, tanto hombres como mujeres, también podrían contribuir a mejorar el equilibrio de género entre el profesorado.

La información anterior ha sido extraída del último número de la serie Education Indicator in Focus que la OCDE publica periódicamente basándose en los indicadores del Panorama de la Educación. Toda la información puede consultarse en el siguiente enlace:

Consulta también más información en el siguiente post del blog del INEE:

Referencias:

OCDE, 2022. Why is the gender ratio of teachers imbalanced?, Education Indicators in Focus, 81.

MEFP, 2021. Panorama de la Educación. Indicadores de la OCDE 2021. Informe español.

Otros artículos de la serie Education Indicators in Focus:

Sobre el autor

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