Estancia profesional en Lillestrom Videregaende Skole en Lillestrom (Noruega)

A mayor libertad, mayor responsabilidad. Esta premisa podría ser la que resumiera en gran medida la clave de la diferencia entre la educación española y la noruega. Si bien es cierto que el centro que he visitado era sólo de bachillerato, educación post obligatoria y por tanto supuestamente con un menor control sobre el alumnado; en España, al estar los centros de secundaria y bachillerato unidos, el trato suele ser muy similar en cuanto a normas y disciplina dentro del centro, dando lugar a un mayor control sobre el alumnado. El centro que he visitado del 8 al 20 de abril de 2025 en Lillestrøm, a unos 10 minutos en tren de Oslo, es un centro grande, con unos 900 estudiantes, donde se imparte bachillerato, bachillerato de artes escénicas (aquí no existe el conservatorio, la música, la danza y el teatro van insertos en el programa curricular diurno del alumno) y bachillerato internacional. No hay vallas en el centro y se observa cómo el alumnado tiene un comportamiento más cercano al universitario que al de un centro de secundaria español. Entran, salen, van al baño, usan sus teléfonos móviles, comen en el aula… Se les presupone una madurez, se les da cierta libertad y confianza, y ellos responden con responsabilidad y civismo. Su motivación por sus estudios es lo que les mueve a estar presentes y centrados en el aula.

La duración de las clases es de 90 minutos, y a pesar de que entre clase y clase tienen 10 minutos de descanso (o una hora en el caso de la hora de la comida) suelen hacer pequeños descansos durante las clases. El gobierno les proporciona ayudas para la compra de ordenadores, y cada alumno acude a clase con su portátil. Limpieza sobre las mesas (no hay libretas ni libros, puesto que usan Microsoft Teams) y en general en toda el aula, para no distraer ni ensuciar el ambiente. Aulas muy amplias con ratios variables (en Bachillerato Internacional unos 13-20 alumnos, en el bachillerato regular unos 24-30) en las que siempre sobran huecos y hay espacio de sobra para todo el mundo. Desde atrás se puede ver cómo hay alumnos que utilizan el portátil para tomar notas, para chatear o mirar los resultados del fútbol, pero en general prima el silencio en las aulas, la participación en debates y reflexiones de forma ordenada y madura, y la actitud proactiva del alumnado. Pero sí, tienen las mismas preocupaciones que los alumnos españoles, y sufren el mismo tipo de problemas psicológicos y existenciales. Son adolescentes al fin y al cabo.

Como docente de historia, me he interesado especialmente por las clases de mi área, y he podido apreciar cómo esta duración de las clases, combinada con una metodología variada, donde se explica, se debate, se realizan actividades de repaso de contenidos, etc. es mucho más productiva que nuestras horas justas, donde entre que llegas al aula, se sientan, consigues que el equipo funcione y demás, se convierten en clases de unos 40 minutos en los que para cuando está el alumnado más concertado, te tienes que ir a la siguiente clase. De esta forma da para profundizar, marcar un objetivo a conseguir cada día e intentar abordarlo desde diversas perspectivas. Ciertas similaridades en nuestro currículo, nos ha llevado a proponer un proyecto de cara al curso que viene en el que el alumnado haga pequeños vídeos hablando del papel de nuestros países (España y Noruega) en los diferentes conflictos del s. XX. Podría ser un inicio de algún proyecto posterior que generase relaciones entre los alumnos de uno y otro centro y un mayor conocimiento de la historia de ambos lugares.

Un compañero de mi centro me preguntaba estos días si este tipo de experiencia resulta interesante. Y yo le contesté con otra pregunta. ¿Alguna vez te has sentado en el fondo del aula para ver cómo trabaja otro profesor? Al menos, yo, nunca. Y es que, no son muchas las oportunidades que se nos brindan para poder observar lo que hacen otros profesores en el aula, que al final no es tan distinto de lo que haces tú, pero siempre se aprende algo nuevo, siempre te llevas algo, siempre puedes valorar cómo mejorar su docencia. Y cuando es un centro tan distinto, te llevas muchas más cosas. Como, por ejemplo, que no suene el timbre, evitando el estrés sonoro que eso produce, las prisas, cortar la dinámica por completo y la concentración del alumnado. O ese darles algo más de libertad, para que la devuelvan en responsabilidad que decía al principio. Cierto es que no es tan fácil porque es una cuestión cultural, de toda la sociedad, los noruegos están acostumbrados a forjar desde bien pequeños la independencia del individuo, pero siempre se puede atravesar a partir de pequeñas prácticas en tu aula.

El profesorado trabaja menos horas, y eso, sumado al buen comportamiento del alumnado, hace que el trabajo sea más llevadero y se pueda realizar con más efectividad. Cada 90 minutos de clase, computa como dos horas lectivas. Salvo las del último año de bachillerato (aquí son tres años el bachillerato), que computan los 90 minutos como tres horas. Esto quiere decir, que sus 18 horas lectivas se convierten en una media de 11 horas de docencia. Sin permanencias, en ocasiones con días en los que no se ha de ir al centro en caso de que en el horario no haya ese día horas lectivas, sin guardias porque al ser bachillerato el alumnado puede entrar y salir si no hay profesor, y en definitiva, con un planteamiento, de nuevo, más cercano al de la universidad que a un centro de secundaria, que hace la docencia algo más relajado y menos burocrático y cargado de horas que en los centros de secundaria españoles. Un profesorado más relajado revierte en una docencia más relajada y más centrada y mejor preparada.

Por último, cabría destacar también los medios. No hay que obviar la importancia de los recursos. En este país invierten mucho más dinero en educación de lo que se hace en España, y eso mejora la calidad de la enseñanza. Ratios más bajas y medios, son la clave. Puesto que, finalmente, lo que hacen en el aula, no dista tanto de lo que hacemos nosotros. Pero tener menos alumnos en el aula mejora la atención del profesorado hacia sus alumnos. Y tener más medios supone una gran diferencia. Un proyector que funciona, un ordenador portátil para cada profesor que se conecta al proyector, aulas con botiquines en los laboratorios, mesas regulables (hasta la del profesor), sillas regulables (ídem), fotocopias en color, portátiles para toda la comunidad educativa, aulas bien climatizadas, y un largo etcétera de cosas que hacen del centro un lugar en el que enseñar y aprender no supone una lucha continua con un material obsoleto y disfuncional.

En cuanto a recomendaciones para la estancia, creo que lo más relevante es la diferencia del coste de la vida en Noruega. Tanto el alojamiento, como el transporte o la alimentación son caros. La forma en la que he conseguido abaratar costes ha sido buscar un aparta-hotel en el que haya cocina, para poder hacer como mínimo los desayunos en la habitación. Hay que medir mucho cuándo y dónde se come fuera, puesto que un simple plato de comida, sin bebida, ya cuesta en torno a los 30€. El transporte público, de gran calidad, tampoco es barato, pero a través de la aplicación Ruter de transporte público se pueden comprar bonos semanales que abaratan un poco el transporte diario. Además, es tan eficiente, que, otra forma de abaratar, es buscar un alojamiento que no esté en pleno centro.

Es también importante recordar que en los países nórdicos hay menos tendencia a ser afectuosos y efusivos que el nuestro. Al presentarse suelen darte la mano de forma bastante distante, y que no te extrañe si al marcharte, de nuevo, te vuelven a ofrecer la mano a pesar de que hayas tenido bastante contacto con esas personas. Al despedirme, absolutamente nadie optó por darme dos besos, algunos, un abrazo. Es importante tenerlo en cuenta porque estamos tan acostumbrados a nuestra calidez, que les puede resultar ofensivo e invasivo nuestro carácter.

 

Mª Victoria Trillo Martínez