Soy José Luis Rodríguez, maestro de inglés en el CEIP Sagrado Corazón de Puerto Lumbreras (Región de Murcia). He realizado mi estancia profesional en Aerodrome Primary Academy de Croydon, Londres, entre el 20 y el 31 de marzo de 2023. Es un centro de Educación Infantil y Primaria similar al modelo que tenemos en España, es decir, desde Nursery hasta Year 6. Hay dos clases por nivel y unos 26 alumnos por clase.
Todo el centro trabaja de la misma manera. No usan libros de texto y los alumnos disponen de un cuaderno para cada área (English, Reading, Maths, Science, Culture, Design and Technology). El profesorado programa con dos semanas de antelación según las necesidades; por tanto, no siguen un horario fijo. Se podría decir que trabajan por proyectos, en torno a una pregunta o a un tema que despierte la curiosidad de los alumnos.
Cada lunes, todos los alumnos se reúnen en el salón de actos para la asamblea (Assembly). En ella, emplean una media hora en comentar algún libro que están trabajando o cantar alguna canción con la especialista de música. Esto hace desarrollar en los alumnos un gran sentimiento de pertenencia al centro, así como estrechar lazos entre niños de diferentes cursos.
Al finalizar cada trimestre, se lleva a cabo una jornada de puertas abiertas para que las familias vean los trabajos de sus hijos y el progreso hasta la fecha. No tienen entrega de notas, pero cada trimestre tienen parents evening, una reunión con los padres donde hablan del progreso de los alumnos en todas las áreas sin dar una nota numérica.
Durante mi estancia, ha habido varios aspectos que me han llamado poderosamente la atención y que, tras finalizarla y volver a mi centro, me han provocado una sensación de impotencia. Aerodrome Primary Academy cuenta con nada más y nada menos que 17 maestros de apoyo (Teaching Assistants o TA). En todas las clases en las que he entrado para observar y echar una mano, siempre había dos maestros como mínimo; en algunos casos, hasta tres. En ocasiones, los TA sacaban de la clase a un pequeño grupo de alumnos para trabajar el cálculo o la lectura, pero la mayoría del tiempo permanecían en clase. Esto es en realidad lo que marca la diferencia en cuanto a calidad de educación se refiere.
Otro aspecto que me fascinaba era la disciplina. En las dos semanas que pasé allí, no hubo ni un conflicto en el patio o dentro de la clase entre los alumnos. Me encantó cómo los alumnos hablaban entre ellos como si estuvieran en la biblioteca para no molestar a los compañeros, y también el respeto que tenían por todos los maestros del centro. Esto sorprende incluso más cuando supe que hace unos años, el comportamiento no era así ni de lejos.
Esto no significa que esté idealizando la forma de enseñar de allí, la cual encuentro más fría en el trato hacia los alumnos y con menos flexibilidad para que los niños expresen sus sentimientos y sus emociones, pero sí pienso que nuestra Administración debería de darse cuenta de lo importante que son los recursos humanos en un colegio, dada la diversidad cada vez más pronunciada que tenemos en las aulas.
