Mi nombre es Elena y soy docente del IES Alfredo Brañas de Carballo (Galicia). Mi estancia docente ha tenido lugar en el Agrupamento de Escolas de Muralhas do Minho en Valença do Minho, Portugal, entre el 20 de noviembre y el 1 de diciembre. Este centro, de casi 800 estudiantes, abarca desde la educación escolar hasta la enseñanza secundaria. Destaca por su diversidad de oferta educativa, incluyendo programas científico-humanísticos, cursos profesionales de electrónica y comercio. Además, cuenta con un Centro Qualifica, desempeñando un papel crucial en la formación y certificación de competencias para adultos, así como también ofrece cursos de lengua portuguesa para favorecer la inclusión de la población migrante.
Mi participación se centró en involucrarme en las tareas propuestas por el departamento de Matemáticas, donde tuve la oportunidad de observar activamente diversas prácticas pedagógicas. Lo más destacado fue la fuerte apuesta por la integración de tecnologías educativas, con el uso generalizado de calculadoras gráficas como herramienta central en la enseñanza de las matemáticas. Pude comprobar que este enfoque no solo enriquece la comprensión de los conceptos matemáticos, sino que también fomenta una aplicación práctica y eficiente.
En cuanto a las diferencias de nuestro sistema educativo respecto al portugués, resalta la organización de las aulas, con ratios inferiores y con dos sesiones continuas de matemáticas tres días a la semana. Además, la escolarización es obligatoria hasta los 18 años, dos años más que en España. Otro aspecto que me llamó la atención fue que las sesiones lectivas en Portugal duran 50 minutos, con pausas de 10 minutos entre sesión no teniendo un único recreo más extenso.
La organización del centro educativo es muy flexible y autónoma, donde la gestión de grupos es más específica siendo la directora la que elige los niveles que va a impartir clase cada profesor tratando de buscar continuidad en la enseñanza al impartir un docente una materia al mismo grupo durante los tres años de la enseñanza secundaria.
En lo que respecta a la evaluación, ésta se realiza utilizando rúbricas en base a pruebas escritas. Asimismo, los exámenes de final de etapa son obligatorios al concluir la enseñanza básica. En Portugal, la custodia de exámenes difiere, ya que una vez corregidos quedan en manos de los padres o tutores legales.
Por otro lado, las pruebas de acceso a la universidad se realizan en el propio centro escolar, con profesores seleccionados, no constituyendo una actividad voluntaria como en el caso de España. Una peculiaridad interesante es que los alumnos pueden ver corregidos sus exámenes de EVAU y recibir asesoramiento docente en caso de reclamación, a diferencia de la práctica española.
Otra cuestión de interés es que la carga lectiva del profesorado en Portugal es similar a la nuestra pero repartida en una jornada laboral de mañana y tarde de durante cuatro días con un día libre y disfrutan de reducción de horas de docencia con la edad. El ingreso al cuerpo docente se basa en un año de prácticas en un centro educativo durante el último curso de la carrera universitaria, obteniendo una calificación por parte del tutor del instituto y el de la universidad que es la que te da acceso a la carrera docente. Es llamativo también que las guardias de pasillo y de recreo no son responsabilidad de los docentes, sino de asistentes de educación. Además, el profesorado en Portugal es evaluado en cada etapa de su carrera profesional por el jefe de departamento y un docente externo.
En definitiva, esta experiencia ha influido de manera sustancial en mi práctica docente y en mi desarrollo continuo como profesional en educación matemática. La observación directa de estrategias efectivas y la colaboración e interacción con docentes portugueses me ha hecho reflexionar sobre mi enfoque de enseñanza, siendo consciente de la eficacia de los ambientes de aprendizaje más participativos y aplicados y la necesidad de conocer otras realidades educativas para adquirir una visión más profunda de la educación.
