¿Qué medidas educativas han tomado los países ante la crisis del COVID-19?

UNESCO, UNICEF, junto con el Banco Mundial y OCDE han dirigido durante 2021 la tercera ronda de encuestas sobre las respuestas educativas a la pandemia COVID-19 realizadas por 143 países. Las conclusiones se muestran en un informe que pone en común las acciones realizadas a nivel nacional. Algunos de los hallazgos más importantes se detallan a continuación.

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  1. Seguimiento y reducción de la pérdida de aprendizaje debida al cierre de los centros educativos

Durante 2020, los centros educativos han estado cerrados un promedio de 79 días variando desde los 53 días en los países de alta renta per cápita a los 115 de los de baja renta.

La respuesta al cierre de los centros educativos ha generado una gran variedad de modalidades de aprendizaje que incluyen la enseñanza a distancia o remota, híbrida y otras medidas para mitigar las potenciales pérdidas de aprendizaje.

Aunque previsiblemente el impacto del aprendizaje remoto afectaría mayoritariamente a los estudiantes más desfavorecidos, la encuesta muestra que, en general, no han sido medidas las pérdidas de aprendizaje. Solo un tercio de los países han evaluado los niveles de aprendizaje de forma estandarizada y el 58% han realizado el análisis a nivel de aula.

La pandemia COVID-19 ha afectado a la evaluación del alumnado de manera significativa. El 28% de los países han cancelado la evaluación en el primer ciclo de educación secundaria mientas que un mismo porcentaje de países ha introducido métodos de evaluación alternativos para este nivel de educación. Además, tres de cada cuatro países con renta baja han reprogramado o aplazado la evaluación en educación.

Por otro lado, en relación a las evaluaciones en segunda etapa de educación secundaria, siete de cada diez países se han centrado en mejorar la seguridad y salud en los centros escolares. Otras medidas aplicadas son la modificación de los contenidos de evaluación, los ajustes en el modo de administración de las pruebas y la reforma de los criterios de graduación. Ajustes de criterios de graduación en el 34 % de los países en primaria y el 47 % en segunda etapa de secundaria.

Dos tercios de los países informan que se han tomado medidas correctoras para abordar las pérdidas de aprendizaje cuando los centros educativos han vuelto a abrirse.  Estas medidas de recuperación se implementan por medio de una gran variedad de programas generales, así como programas específicos enfocados a grupos determinados como alumnado sin posibilidad de aprendizaje a distancia o aquellos que se enfrenta a pruebas de evaluación nacionales.

  1. Despliegue de estrategias de aprendizaje a distancia de manera efectiva y equitativa

El aprendizaje a distancia ha supuesto una gran variedad de soluciones que van desde el envío de materiales en papel para realizarlos en el domicilio hasta los medios de comunicación (TV y radio) más populares en los países de renta baja y las plataformas digitales por internet.  El 96 % de los países de alta renta utilizan plataformas digitales frente al 58 % de los de baja renta.

La existencia de soluciones de aprendizaje a distancia no asegura su seguimiento. Menos de la mitad de los países informan que más del 75 % del alumnado de educación infantil siguió educación a distancia durante el cierre de los centros. La mitad de los países con ingresos bajos o medianos informan que menos de la mitad de los estudiantes de educación primaria accedieron a medios a distancia. Faltan estudios que analicen la efectividad de las estrategias del aprendizaje remoto.

El 70 % de los países han creado planes para ofrecer acceso a internet o dispositivos a coste cero, pero solo ha ocurrido en el 25 % de los países con bajos ingresos per cápita. Solo el 27 % de los países con rentas medias o bajas poseen políticas de aprendizaje digital.

Al menos tres cuartas partes del profesorado han tenido que enseñar de forma remota u online. Todo el profesorado fue llamado a la enseñanza online en el 69 % de los países con altas rentas y en el 25 % de las de baja renta per cápita.

En 2021, en la reapertura de los centros, se ha contratado más profesorado en 4 de cada 10 países. Más personal no docente (limpieza, responsables de salud, seguridad, comunicaciones y tecnología…) fueron contratados en el 13 % de los países de baja renta y el 53 % de los de alta renta.

Salvo en los países con bajos ingresos, se ha proporcionado al profesorado contenidos adaptados al aprendizaje remoto como son herramientas tecnológicas, conectividad gratuita, así como, formación en pedagogía, metodología y uso eficaz de tecnologías.

En la mayoría de los países el profesorado ha sido población prioritaria en la vacunación contra el COVID-19.

Los gobiernos han tenido que realizar múltiples decisiones y este informe de UNESCO-OCDE analiza los niveles de decisión a la hora de realizar acciones como determinar políticas estratégicas durante la pandemia, cierre y apertura de los centros, ajustes en el calendario, recursos para continuidad de la enseñanza durante el cierre, programas de apoyo tras la apertura de los centros, necesidades de trabajo del profesorado, compensaciones al profesorado, medidas de higiene para la reapertura de los centros y modificaciones de los presupuestos de los centros.

  1. Reapertura de los centros para todos

Todos los países han promovido protocolos sanitarios relacionados con el distanciamiento físico y la higiene de manos y respiratoria. También se realizan prácticas para incrementar las medidas sanitarias, autoaislamiento y seguimiento de personal o alumnado que ha sido expuesto o infectado con COVID-19.

Preocupa la falta de compromiso o cultura de seguridad en la mayoría de los países de bajos ingresos. Por ejemplo, menos del 10 % de estos países informan que tienen suficiente jabón, agua corriente, instalaciones sanitarias y mascarillas para garantizar la seguridad de todo el profesorado y alumnado frente al 96 % de los países de ingresos altos.

Aumenta la demanda presupuestaria mientras los ingresos de los gobiernos están disminuyendo. Sin embargo, el 60 % de los países tienen planificado aumentar el presupuesto en educación en 2021. Es crítica la inversión adicional para asegurar medidas educativas.

Los países con rentas bajas son más proclives a ofrecer apoyo económico al alumnado y los de rentas altas a aumentar la remuneración del profesorado. Gasto relacionado con aprendizaje digital es realizado en el 96 % de los países con rentas altas frente a solo el 25 % de los países con rentas bajas.

Existe una gran preocupación ante el riesgo del aumento del absentismo escolar, sobre todo entre la población más vulnerable. Menos de un tercio de los países de bajos y medios ingresos informan que todo el alumnado ha vuelto a las clases presenciales tras la reapertura.  La mayoría de estos países informan que están utilizando medidas para motivar la vuelta a los centros educativos del alumnado. Solo uno de cada cuatro países utiliza incentivos (dinero, comida o transporte).

  1. Planificación más allá de la reapertura de los centros educativos

Después del periodo de cierre de los centros, el alumnado vuelve con diferentes niveles de habilidades y conocimientos. Algunos puede que no vuelvan. Cuestiones de salud mental, violencia de género y otros aspectos pueden haber surgido o empeorado debido a la interrupción de los servicios escolares y sociales sobre todo en niños de entornos desfavorecidos. Los apoyos deben ser reajustados y personalizados para que este alumnado se ponga al día.

Todos estos aspectos ponen de manifiesto, más que nunca, la importancia de la monitorización, seguimiento y medición de los niveles de aprendizaje y del impacto de las medidas adoptadas en los sistemas educativos. Los líderes educativos necesitan comprender la amplitud de las pérdidas de aprendizaje y asegurar que el alumnado, incluido los estudiantes más jóvenes, reciben los apoyos adecuados y específicos.

Rentabilizando las inversiones que se realizan en aprendizaje a distancia se crearán sistemas resistentes que puedan soportar el impacto de futuras crisis. Inversiones adicionales deben de ser empleadas en el apoyo a estudiantes vulnerables, formación del profesorado y garantizar la reapertura segura de los centros. Los países de bajos ingresos, en particular, deben analizar y diseñar las medidas necesarias para evitar pérdidas de aprendizaje significativas en su alumnado.

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