Durante las dos semanas comprendidas entre el 6 y el 20 de noviembre de 2021 he disfrutado de una estancia profesional en el Gymnasium Meckelfeld, que se halla en la localidad del mismo nombre perteneciente al Land de Niedersachsen (Baja Sajonia), a unos 20 kilómetros de Hamburgo. Esta estancia ha sido posible gracias a una ayuda convocada por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, que, en su Resolución de 3 de marzo de 2021, de la Secretaría de Estado de Educación, convocó 117 de estas plazas de estancias profesionales en varios países europeos. Al ser beneficiario de dicha ayuda, también conté con el correspondiente permiso laboral de la Conselleria de Educación. El objetivo de esta convocatoria es integrarse en la vida académica del centro de acogida a fin de conocer el funcionamiento del sistema educativo del país. En mi caso, además, ha servido para organizar de forma muy directa un intercambio entre alumnos de dicho centro y del nuestro, intercambio que tendrá lugar entre marzo y abril de 2022.
Bien, hasta aquí los prolegómenos administrativos, en principio nada gravosos, si bien aún debo continuar con ellos una vez finalizada la estancia. Pero, salvo los nervios provocados por algún papel que amenaza con no llegar a tiempo, hay que elogiar la impecable organización por parte del MEFP y la atención que los funcionarios dedicados a la tramitación de estas estancias deparan en todo momento y ante cualquier duda.
Y en lo que se refiere a la estancia en sí, bueno, no puedo sino decir que ha sido una de las vivencias más gratificantes de este estilo que he tenido nunca. Eine große Erfahrung, una experiencia enorme. Por eso sería muy deseable que el número de plazas convocadas fuese mayor, para que muchos más colegas tuvieran ocasión de disfrutar de similar experiencia. Vivir dos semanas inmerso en la realidad educativa de un país con una idiosincrasia y estilo de vida diferentes a los del nuestro, pero al mismo tiempo afectado por las mismas o similares preocupaciones, problemas y deseos de transformación, me ha colocado en una situación privilegiada, ante una especie de prisma de múltiples ángulos en el que se entrecruzan y acrisolan ideas y experiencias de procedencia diferente. He disfrutado de cada minuto que he pasado en el Gymnasium Meckelfeld, donde no se me podía haber deparado una acogida más cálida; he aprovechado cada clase a la que he asistido, cada conversación que he mantenido (¡ah, la lengua alemana! Tan bella como misteriosa a veces); he grabado en mi memoria todos los detalles que, como a quien pisa por primera vez un territorio extraño, no dejan de asaltarle. Y he disfrutado de la compañía impagable de dos colegas que ejercen su profesión en aquel centro y a los que no puedo referirme sino como amigos. Herzlichen Dank, Toni und Thea.
